El defensor de Independiente Rivadavia, Yair Marín, nació en Entre Ríos, pero por adopción se siente mendocino. En esta provincia se identificó cuando defendió los colores del Atlético Palmira, después jugó en Gimnasia y Esgrima e Independiente Rivadavia.
"Desde que llegué a Mendoza me adoptaron y me han tratado muy bien. Acá formé mi familia, vivo muy bien y contento. Estoy feliz de que haya sido así y obviamente muy agradecido", dijo el defensor a Ovación.
Sus inicios
"Me fui a Rosario a jugar a Newell's Old Boys hasta los 17 años y me volví a mi casa 6 meses a jugar en Viale -en mi pueblo-. Después fui a San Lorenzo, donde estuve 4 años y no llegué a jugar en Primera, hasta que vine a Deportivo Maipú, me bajaron el pulgar días antes y llegué a Palmira", contó.
Estuvo cerca de ir a Portugal
"Estuve a punto de irme a Portugal, tenía todo para irme al Benfica B y se me cayó todo antes de viajar. Estuve tres días en un hotel de retiro, esperando que me manden los pasajes y me volví", relató.
Palmira, un club especial
"Fue algo hermoso, fue volver a empezar, es un club impulsado por gente que trabaja incansablemente, todo a pulmón y fue muy lindo. Me trataron de primera", afirmó.
"Después conocí a Antonella, me mandó una solicitud de Facebook, empezamos hablar, nos conocimos y estamos juntos hace seis años. Ahora tenemos a nuestro hijo Santiago", contó.
Su cariño por la Lepra
"El hincha de la Lepra siempre se manejó con respeto, le agradezco el cariño, que es mutuo. Siempre intento dejar todo por esta camiseta", afirmó el zaguero central.
