Pablo Magnin tiene todo acordado para llegar a Tigre y el lunes firmará su vínculo con el club de Victoria.
Lo que se evidenciaba como inevitable finalmente sucedió. El futbolista Pablo Magnin acordó de palabra su incorporación al Club Atlético Tigre y el lunes firmará su vínculo con la entidad de Victoria.
A pesar de haber quedado libre de Sarmiento el 30 de junio, el delantero continuaba viviendo en Junín a la espera de la definición sobre su futuro y en algún punto había cierta expectativa para que El Verde pudiera seguir contando con sus servicios, aunque en el contexto que se encuentra la entidad juninense desde lo económico lo hacía poco probable.
De esta forma cuando se reinicie el certamen de la Primera Nacional, el equipo que conduce Iván Delfino no contará con el goleador del torneo con 15 tantos y que además anotó en la victoria por la Copa Argentina frente a Douglas.
Magin llegó a Junín para la temporada 2020/21, disputó 19 juegos y dejó una huella por el buen rendimiento, que se vio beneficiado por sentirse cómodo en un lugar al que difícilmente hubiese llegado de no ser por tener de entrenador a Delfino, quien supo potenciar las virtudes de un delantero que alcanzó su pico de rendimiento y le valió ser pretendido por varios equipos de la Liga Profesional.
Además, el valesano también se extrañará fuera de la cancha con las declaraciones lúcidas y sinceras. "No me pasó nada. Soy un burro", supo responder luego de una pregunta acerca de por qué había fallado un gol, entre tantas otras.
Apartado de esa idea que muestra al futbolista como alguien que se pasa horas y horas mirando fútbol; la pintura, la lectura y la música son las pasiones que lo reconcilian con su mundo. Creció jugando a la pelota pero entiende que no es lo único donde puede encontrar la emoción y en ese punto la cuarentena fue una puerta de entrada.
Mientras la vuelta al fútbol era una incógnita, él continuaba entre bastidores, guitarras, libros y pinceles (pinta cuadros), allá por abril de este año. "Hoy estoy mejor, pero ayer no la pasé bien", decía y confirmaba que es uno más de todos nosotros que sufre el confinamiento. Uno de esos que quedó estancado en su lugar de trabajo, en un sitio que no es el suyo pero del que no reniega, muy por el contrario trata de adaptarse y de seguir encontrándole sentido a cada momento, con el efímero uso de las redes sociales digitales y con el pleno goce de las redes sociales que no son digitales como los libros (diría Ariel Scher). Actividades que lo reconcilian con sus orígenes, el de su madre que queriendo, o sin querer, le inculcó que la vida es mucho más que una pelota de fútbol. Es también sensibilidad y conocimiento. "Yo la amo a mi vieja, hablo y se me pone la piel de gallina. En algún lugar tenía guardado todo esto que ahora me explotó y lo súper disfruto: tengo una admiración suprema, por ejemplo, por la gente que hace música, que le das cualquier instrumento y en un rato lo está tocando. Me pasó eso con Pablo De Miranda (futbolista con el que coincidió en Córdoba)", reconoce.
Ese también es Pablo Magnín, el que demuestra que se puede ser el goleador de la Primera Nacional y conocer todos los secretos de la definición sin consumir fútbol las 24 horas y acercándose al arte desde el lugar que sea.
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