En Campana, Ferro lo buscó siempre, pero no pudo pasar de un empate frente a Villa Dálmine. Con este resultado, el Verde se acomoda dentro del reducido, pero le pierde pisada a Barracas.
Detrás de un empate que nos pincha un poco la ilusión, hay que decir que se esconden algunas cosas positivas. Si bien era una final que se debía ganar para seguir soñando con el primer puesto, no es menos cierto que seguimos dentro de la zona expectante, cada vez mejor ubicados. Quizás cueste poder ver esa mitad del vaso lleno, estando tan cerca de alcanzar a Barracas. Pero basta recordarnos unas fechas atrás, cuando naufragábamos sin rumbo por la mitad de la tabla, para levantar orgullosos la cabeza.
El partido de hoy era trascendental, teniendo en cuenta los resultados prácticamente todos positivos de quienes nos acompañaban en los primeros puestos, y el rival que venía encumbrado con cuatro victorias al hilo. Era imposible no distraerse haciendo rápido las cuentas, pensándonos vencedores en Campana, y ubicados en soledad en el segundo puesto. La lesión del Turbo en los últimos días obligó a la dupla técnica a improvisar con los dos tanques arriba, como único cambio con respecto al partido contra los sanjuaninos. Ellos, alentados por su público, buscaban seguir ganando para tratar de enderezar el rumbo, después de un comienzo complicado.
El partido comenzó con un Ferro protagonista, como nos tiene acostumbrados desde la llegada de Gómez-Orsi. Con la iniciativa, tratando de manejar la pelota con criterio, y sin perder en ningún momento la paciencia. En los pies de Mosca estaba la claridad, y el cinco las pedía todas en el arranque del partido. Mucha movilidad en la ofensiva, y una lluvia de pases para intentar encontrar el hueco por donde lastimar al equipo local. Ellos, con un esquema conservador, se resignaban únicamente a esperar recuperar la pelota en su campo para salir rápido en contraataque. Por eso era superior Oeste que, si bien le costaba profundizar, tenía el temple suficiente para no dividirla y entregarla siempre a un compañero. Con el correr de los minutos, el visitante cambió el foco, e intentó buscar a las espaldas de los centrales, que se mostraban realmente muy inseguros. Por eso, el pelotazo para buscar a los tanques comenzó a pagar con errores rivales, que inclinaron aún más la balanza. Pero el arduo trabajo que significaba empujar en la ofensiva, terminaba infructuoso porque en los últimos metros el equipo no estaba fino aprovechando esas ventajas que encontraba. Los defensores violetas eran una invitación a ser encarados, a buscarle siempre las espaldas, porque daban muchas ventajas, pero más allá de que la idea era la correcta, a la hora de poder sacarle jugo a ese desequilibrio, Ferro no lo lograba. Por eso, más allá de la tenencia casi absoluta de la pelota, en la primera parte prácticamente no le llevó peligro al arco defendido por Bilbao.
En el complemento comenzó otro partido. Porque en la primera, cuando ni siquiera llegábamos al minuto de juego, Dálmine se aprovechó de una defensa dormida, y en su primera llegada clara al arco de Miño, Nouet clavó el sorpresivo uno a cero. Y ahí todo se hizo cuesta arriba. Se notaba la bronca dentro de la cancha por vernos abajo en el marcador, luego del trabajo hecho durante todo el primer tiempo. A partir de ahí, hubo unos minutos en donde el Violeta tuvo la pelota, aprovechando que Ferro seguía medio grogui, trance que le duró todavía un rato más. Una vez acomodado, recuperado de la desventaja, Oeste empezó a empujar hacia adelante. Fattori comenzó a recuperar todo en el medio, Mosca seguía uniendo las líneas, y el Griego hacia algunas apariciones importantes en el partido. Gallardo, que había entrado por un irregular Galetto, también era una buena alternativa con su velocidad por la banda izquierda. Con esa mezcla de recursos, el equipo comenzó a crecer, y a llegar al arco defendido por Bilbao. Pero a pesar de esa mejoría en el juego, el empate llegó por pura actitud: un tiro libre de Ellacópulos, unas carambolas en el área local, que termina con un palo, y en el rebote Gaby Díaz la rescata para meterla adentro.
Irónicamente, luego de manejar la pelota durante gran parte del primer tiempo, encuentra la paridad con un gol de arremetida, de llegar empujando al área rival.
Con el empate, el partido volvió a abrirse. Ellos tuvieron una clara luego de que Díaz dejara corto un pase a Miño, pero rápido de piernas el arquero le tapó el mano a mano Nouet. Luego de ese susto que casi nos cuesta caro, de a poco la cancha comenzó a inclinarse hacia el arco que defendía Bilbao. Y para sumarle picante a la ofensiva, cuando Dálmine ya tenía bien agarrados a los dos nuestros de arriba, la dupla mete a Brian. El ingreso de Fernández terminó de cambiarle la cara a la ofensiva: pasamos de un juego quizás más lento y físico, a aprovechar la velocidad que le imprimían al juego Gallardo y Brian. Y fue en los pies del ex Colón donde estuvo la llave para quedarse bien cerca de ganarlo, pero a pesar de que el 18 hacía todo bien, se encontraba con la resistencia de Bilbao, que se negaba a entregar su valla por segunda vez en la noche. También lo tuvo Ellacópulos, pero su disparo se estrelló en el palo, siendo el rebote también rechazado por el arquero figura de Dálmine. Ferro merecía mejor suerte, pero todas las que generaban se quedaban solamente en buenos intentos, nunca pudiendo vencer la férrea respuesta de Bilbao. La dupla intentó cambiando por última vez en la delantera, haciendo ingresar a Toloza por Rivero, pero el ingreso del Pipa no alteró el resultado, que ya parecía clavado en el empate. Por eso el último rato de partido fue de mucho nervio, que se convertía en desprolijidad y serias imprecisiones. Dálmine empezaba a conformarse con el empate y nosotros íbamos con todo al ataque, pero sin saber bien cómo hacerlo.
Ferro solo logró un empate en su visita a Campana y dejó pasar una linda chance de quedar a tiro de Barracas. Como punto positivo, con la paridad consigue afianzarse en el reducido, escalando a la segunda colocación, por diferencia de gol por encima de Güemes. También es para destacar la actitud inclaudicable del equipo, siempre yendo hacia adelante, incluso otra vez reponiéndose a estar debajo en el marcador. Más allá de que nos cueste ver el vaso lleno, emociona ver un equipo que intenta siempre jugar, y que no se achica en ningún lado, algo que no se veía muy seguido por Caballito. Resta saber cómo terminará esta historia, pero por merecimientos, este grupo de jugadores está haciendo lo necesario para que los hinchas no dejemos de soñar. Aunque hoy terminemos segundos afuera
Villa Dalmine
Emanuel Bilbao
Maximiliano Pollacchi
Rodrigo Cáseres
Zaid Romero
Facundo Rizzi
Francisco Nouet
Emiliano Aguero
Santiago Moyano
Fernando Bersano
Germán Díaz
Alejandro Gagliardi
Suplentes
Ezequiel Navarro Montoya
Facundo Lando
Gino Olguin
Agustín Stancato
Ezequiel D'Angelo
Franco Costantino
Laureano Tello
Juan Cruz Franzoni
Lucas Cajes
DT: Marcelo Franchini
Ferro Carril Oeste
Marcelo Miño
Hernán Grana
Gabriel Díaz
Juan Ignacio Sills
Agustín Aleo
Emiliano Ellacopulos
Federico Fattori
Claudio Mosca
Andrés Galetto
Germán Rivero
Tomás Molina
Suplentes
Federico Costa
Sebastián Olivarez
Lucas Souto
Fernando Miranda
Nicolás Gómez
Nahuel Maidana
Brian Fernández
David Gallardo
Franco Toloza
DT: Favio Orsi / Sergio Gómez
Goles: 46' Francisco Nouet (Villa San Carlos), 54' Gabriel Díaz (Ferro)
Cambios: 45' David Gallardo x Andrés Galetto (Ferro), 71' Brian Fernández x Tomás Molina (Ferro), 75' Laureano Tello x Santiago Moyano (Villa San Carlos), 75' Lucas Cajes x Fernando Bersano (Villa San Carlos), 80' Franco Toloza x Germán Rivero (Ferro), 82' Ezequiel D'Angelo x Germán Díaz (Villa San Carlos)
Amonestados: Maximiliano Pollacchi (Villa San Carlos), Gabriel Díaz (Ferro), Federico Fattori (Ferro)
Expulsados: No hubo
Árbitro: Diego Ceballos