Primera C - DEPORTIVO LAFERRERE

Un homenaje en forma de tribuna

Como los agradecimientos hay que hacerlos en vida, la CD del Verde tuvo la muy buena idea de disting

Parece mentira que un jugador se haya convertido en el máximo artillero de la historia de un club sin haber jugado como delantero. Pero Luis Esquivel Chamorro, de 58 años, lo hizo posible. Logró sus ochenta goles ocupando la posición de volante central. Y, en algunas ocasiones, la de zaguero. Un caso único en el planeta.

Conoce al club como pocos y se bancó los peores momentos institucionales, como cuando Deportivo Laferrere estuvo en un proceso de quiebra desde 1997 hasta 2005. Durante ese período, hizo mucho por el Verde, hasta se hizo cargo del primer equipo sin pedirle ni un peso a la dirigencia.

“Laferrere es como mi segunda casa, la gente me respeta y me quiere mucho. Estoy muy contento de trabajar en Inferiores desde hace tanto tiempo”, le cuenta el Flaco, a El1.
Dejó todo por el Verde, adentro y afuera de la cancha, y había hecho méritos de sobra como para recibir un mimo. Por eso, en el encuentro contra UAI Urquiza, que el equipo de Vicente Stagliano jugaba al cierre de esta edición, el Flaco recibió la noticia de que, a la tribuna de socios, que linda con la cabecera José Luis “Garrafa” Sánchez, se la va a bautizar con su nombre: Luis Esquivel Chamorro.

“Es un orgullo enorme que a uno lo reconozcan de esta manera”, resalta, aunque su humildad lo obliga a pensar en los demás: “Me gustaría que, en un futuro, se recuerde a mucha más gente que hiczo un montón por el club”.

Su llegada a “casa”
Chamorro vivía al lado de la cancha de Almirante Brown, pero nunca se le cruzó por la cabeza irse a probar al Mirasol. En el barrio, él formaba parte de un equipo con el que fueron a disputar uno de esos célebres campeonatos nocturnos en Laferrere, de donde también surgieron otras figuras como José Luis “Pescado” Arce, Oscar Domingo Chávez y Gerardo “Cuchi” Vega. Así fue que un dirigente le echó el ojo y, a mediados de 1978, lo fichó para el Verde. Y el 9 de abril del ‘80, llegó el debut del paraguayo con la casaca del Villero en un triunfo ante Victoriano Arenas por 4 a 2. En aquel momento, el lungo mediocampista llevaba una vida muy sacrificada.

Trabajaba en una fábrica de mesas y sillas desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde y, luego, se iba a entrenar. Todo un luchador. En la cancha, también lo era. Pero, a su incansable trajinar, le agregaba una efectividad asombrosa a la hora de pasar al ataque. “Era oportunista con los rebotes; me gustaba mucho pisar el área rival a pesar de mi posición y, además, me ayudaba mucho mi altura para ganar de arriba”, intenta explicar Chamorro su extraordinaria faceta goleadora.

De inmediato, su pasión por los colores lo lleva a recordar el acompañamiento de los hinchas de Lafe en todas las canchas. “Era impresionante cómo llenaban cada tribuna. De hecho, cuando estábamos en la D, nos llamaban el Boca de la D”, rememora.

Con su andar parsimonioso, el Flaco es la postal del Polideportivo de Ruta 21 y Cristianía. Allí es donde les da consejos de la vida a los pibes de Inferiores y les intenta inculcar, junto a Juan Alvariño, “la mística ganadora” para que, luego, la utilicen en Primera.

Es, ni más ni menos, el Flaco de la gente. Ídolo de ayer y de hoy, querido por hinchas, jugadores y dirigentes de todas las épocas. Que una de las tribunas del Morumbí lleve su nombre es un estricto acto de justicia.

El número
80 fueron los goles que hizo Esquivel Chamorro en los 218 partidos que jugó con la camiseta del Verde. Siendo volante central, es el goleador histórico del club. En cinco encuentros logró marcar tres tantos: Yupanqui 3-2 (1980), Piraña 9-1 (1980), Riestra 6-1 (1982), General Belgrano 4-1 (1983) y Yupanqui 5-0 (1985).