De ninguna manera, las catorce primeras fechas de la B Nacional 2016 pueden dejar saldo negativo para Santamarina, instalado en la zona media de la tabla de posiciones y aliviado en los promedios tanto para este campeonato como para el de la temporada 2016/17, gracias al respaldo que le otorgan los puntos obtenidos en 2015.
Todo con un plantel donde predomina la inexperiencia y cuyo objetivo principal es no quedar demasiado relegado con respecto a clubes que lo superan largamente en presupuesto, aspiraciones y conocimiento de la categoría.
Sin embargo, ciertas cuestiones preocupan a los aurinegros, como el hecho de que se acumulen expulsados. Ya son ocho los jugadores que vieron tarjeta roja en la actual campaña, un número cercano al de los goles convertidos, estancado en diez desde hace un par de fechas. Si se agrega a integrantes del cuerpo técnico echados en distintos partidos, el panorama es más inquietante.
Nahuel Luján fue expulsado el sábado pasado en la visita a Estudiantes de San Luis (0-2), lo que le ocurrió por segunda vez en el torneo, al igual que Nicolás Valerio. Y Agustín García Basso se sumó a la lista que ya integraban Leonardo Fredes, Nicolás Miracco y Emiliano Olivero. Todos en distintas circunstancias, algunos de manera justificada y otros no. Pero con el denominador común de haber dejado al equipo en inferioridad numérica.
Con un tercio de torneo por delante, uno de los desafíos de este Santamarina pasa por terminar los partidos con once, algo fundamental para no seguir dando ventajas.
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