Se viene un recambio luego de la dura eliminación con Cipolletti. El DT Botella y el directivo Ibire manifestaron desgaste y no seguirían en sus cargos. Además se desmantelaría el plantel.
Desplomarse al suelo desde gran altura, cuando se está a tres escalones de llegar a la anhelada cima de una empinada cumbre, suele ser frustrante para todos los actores que son parte de esa excursión. Es por ello que el adiós a un nuevo sueño de ascenso a la B Nacional tras la eliminación de Gimnasia y Tiro, impensada para muchos, por penales, a mano de Cipolletti de Río Negro, fue un golpe duro de asimilar a corto plazo para las tres patas de la estructura: jugadores, cuerpo técnico y dirigentes.
Y caló hondo para la subcomisión de fútbol tras el esfuerzo titánico de sostener el sueño, en una coyuntura de crisis galopante y refundación del fútbol argentino, con un paro en el medio del camino y varios meses de vacío competitivo y de recursos económicos.
Juan Carlos Ibire, la cabeza visible del manejo de los destinos futbolísticos dentro de la dirigencia, y Duilio Botella, el entrenador, manifestaron sentir las consecuencias del desgaste y que la eliminación del albo los debilitó en similar medida, con la diferencia de que el DT lo hizo puertas para adentro y ante sus
jugadores en el vestuario el día después del golpe.
El primero expresó públicamente sentirse desmoralizado tras la frustración del millonario desde la vía de los doce pasos ante el albinegro del sur, y que sería mejor darle paso a gente con energías y ganas para asumir ese puesto dentro del departamento futbolístico, pero se manifestó a favor de la continuidad de Botella, a quien hoy la comisión directiva intentará convencer para que asuma un nuevo ciclo como técnico en la Vicente López, aunque esta vez con un equipo nuevo, fresco y renovado que él mismo y su cuerpo técnico tendrán la oportunidad de armar desde cero, para la nueva temporada del Federal A que arrancaría a fines de agosto para Gimnasia (siempre y cuando no prospere el proyecto emanado desde AFA de una "nueva" B Nacional de 40 equipos en la que entraría el albo por méritos deportivos).
A Botella, quien, tras la salida de José María Bianco le imprimió al equipo una fisonomía ofensiva y con un fútbol acorde con el paladar del club, llevando al albo a lo más alto en el nonagonal, se le quemaron los libretos en el pentagonal, con una serie de errores en la conformación del equipo y en las enmiendas, sumado a que su equipo tampoco respondió en las instancias decisivas, con errores resolutivos sistemáticos (pentagonal y cuartos de final). Sin embargo, el tandilense, con escaso tacto en el trato con la prensa, pero caracterizado, junto a sus colaboradores, por el apego al trabajo, su experiencia y sus capacidades innegables en la conducción, también tuvo como atenuante el hecho de agarrar un equipo armado y con escasas variantes. Es por eso que la CD le pedirá la continuidad (tiene contrato vigente hasta fin de año).
Lo cierto es que, independientemente de la permanencia o no del DT en el cargo, es un hecho que el plantel, en su mayoría, terminará desmantelado y que casi todos los componentes del actual grupo cumplieron su ciclo tras el traspié del miércoles. Sin embargo, con el correr de los días la directiva comenzará a charlar individualmente con cada jugador para definir su futuro.
"No creo que de este plantel queden muchos jugadores, te diría que casi nadie", señaló Ibire, quien dejaría su cargo en la SCF, a seis meses de las posibles elecciones.
El partido frente a Boca por Copa Argentina volvería a ser postergado para fines de agosto y habrá que ver con qué plantel afrontará el albo el histórico choque con el xeneize en Formosa.
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