Primera Nacional - SARMIENTO

En busca de su mejor versión

Atrás quedó aquel frío julio donde la llegada de nombres importantes empujaba a soñar con volver a Primera (ahora Superliga) rápidamente. Las declaraciones de dirigentes y jugadores no vislumbraban otra posibilidad que la de estar en la pelea por el título. Pero el mal comienzo desde los resultados (empate ante Quilmes y derrota frente a Villa Dálmine) precipitaron la salida de Fernando Quiroz y todo se complicó. Iván Delfino se hizo cargo y a pesar de la irregularidad cerró el 2017 con un triunfo a Instituto que invitaba a ver a un Sarmiento protagonista.

El 2018 arrancó con cuatro puntos de seis posible, con cierta mejoría, pero con viejos errores. Si bien es cierto que los dos rivales a los que enfrentó estaban dentro de los cinco primeros, en la realidad mostraron escasos argumentos como para pensar que pueden pelear cosas importantes, y para ser justos también, hay que decir que El Verde mereció ganar los dos encuentros.

En cuanto al rendimiento futbolístico, luego de la pretemporada se vieron algunas mejorías. La actuación de Ignacio Cacheiro en el primer partido fue uno de los datos positivos que se trajo el cuerpo técnico desde Gualeguaychú, aunque habrá que ver el sostenimiento en el tiempo. La certeza de saber que la versatilidad de Yamil Garnier jugando de lateral derecho es uno de los pilares tanto en ofensiva como en defensa, sumado a que es quien contagia y tira del carro en los momentos críticos. La jerarquía de Gonzalo Bazán convertida en recurso para destrabar partidos. La autogestión de jugadas de ataque, o en conjunto, que tienen Lucas Passerini y Nicolás Miracco. La excelente jugada que precedió al gol de Bazán es un búsqueda que el entrenador reclamaba y que el equipo debe profundizar. Saber cuándo acelerar y cuándo es necesario sostener la pelota para encontrar el espacio. Distraer por un sector para profundizar por el otro. Uno de los recursos a explotar es el banco de suplentes. Mirando la última formación y pensando en los sustitutos, El Verde tiene reemplazos de sobra a la altura de los titulares para intentar sostener una idea los noventa minutos.

Sin embargo hay aspectos del juego que no termina de resolver. La distancia entre Passerini, primer defensor, y Javier Capelli, último, es demasiado larga y suele generar espacios que son ocupados por mediocampistas rivales (como en el gol de Pombo). En la mayoría de los goles rivales aparece un hombre libre entre las dos últimas líneas y no hay un acompañamiento colectivo hacia la presión individual del que disputa la pelota. Además estirar el equipo beneficia a los que, como Agropecuario, tienen la misión de fijar a los centrales y como opción de ataque lanzar a la posición de los delanteros. Porque no solo se corre el riesgo de habilitarlos, sino también defender tan cerca del propio arco conlleva el problema que las equivocaciones se convierten en jugadas de peligro del rival. En ese sentido, la decisión de Iván Delfino de cotrarrestar la idea de José María Bianco de incluir a cuatro delanteros, sumando a Matías Sarulyte, no hizo más que replegar a Sarmiento en su área desechando la posibilidad de presionar al portador de la pelota, que ocasionalmente lanzaba con comodidad.

Con errores y virtudes, Sarmiento está de pie y a dos puntos del reducido. Con la certeza que en cualquier momento puede convertir un gol y ese no es un dato menor teniendo en cuenta la historia reciente del equipo.

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