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La historia del DT que se puso a la Lepra al hombro

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Llegó al Parque tras la salida de Pablo De Muner, en el peor momento de Independiente Rivadavia. Su pasado como futbolista, ayudante de campo y entrenador.

Llegó a Independiente Rivadavia con el peor panorama posible. Tras la salida de Pablo De Muner (que había llegado en reemplazo de Pepe Romero), recibió un llamado desde el Parque y no dudó en aceptar el desafío. Pero, ¿quién es Gabriel Gómez?

Un ex volante central que la vida convirtió en técnico, porque eso fue lo que era en la cancha. Oriundo de Villa Ramallo, juntado con María del Pilar y padre de Agustina (24), Charo (8) y Olivia (3), Gómez quiere que lo recuerden como alguien "muy profesional para el trabajo".

Su carrera futbolística se inició en Defensores de Villa Ramallo, donde hizo todas las inferiores. "A los 17 Newell's hizo una prueba donde quedé y estuve dos años ahí, en Cuarta y Reserva. Tuve la oportunidad de entrenar en Primera División en el famoso equipo de Bielsa del '92, pero no pude debutar", relata el ahora DT de la Lepra, quien se describe como un "cinco de juego, de vocación ofensiva, comprometido con la posesión de la pelota. Bastante lento (risas)".

"Por temas personales siempre volví a Ramallo. Después estuve en Defensa y Justicia (Primera B Metropolitana), retornando a Defensores y jugando torneos regionales. Volví al fútbol profesional a Central Córdoba de Rosario (Nacional B) y después en el 2001 me fui a Honduras, donde jugué en Primera División en el club Universidad y en Olimpia", detalla Gómez.

"Después hice mis últimos años de carrera en Defensores de Ramallo. Siempre tuve la mentalidad de ser entrenador más que jugador: cuando dejé de jugar, ya llevaba seis años dirigiendo las cinco divisiones inferiores del club", explica en diálogo con Ovación.

La transición de futbolista a entrenador se dio con mucha naturalidad y Gabriel pasó inmediatamente a hacerse cargo de la Primera local de Defensores. "Debutamos y salimos campeones de la Liga. Ese mismo año me tocó dirigir el equipo del Federal B y ascendimos".

"Después de mucho tiempo salió una oportunidad de Mitre de Santiago del Estero. Una experiencia nueva para mí, fueron seis meses muy lindos, clasificamos antes, pero hubo problemas con la gente del lugar. Pasé al Nacional B, Brown de Madryn, estuvimos tres meses y armamos un lindo equipo, que después peleó el ascenso. Y tras esa experiencia apareció Lucas Bernardi. No nos conocíamos, pero apostó por mí para ser su Ayudante de Campo en Arsenal", recordó Gómez.

¿Cómo llegó Bernardi hasta él? "Averiguó y le dijeron que tenía un buen perfil. Lo valoré muchísimo porque me llamó por capacidad y no por amistad. Le dije que lo iba a acompañar por seis meses pero que después me iba a ir porque no era lo mío. Estuvimos un mes y medio, nos fuimos y a los 20 días apareció lo de Godoy Cruz. Me volvió a llamar y estuvimos 6 meses en Mendoza".

"En ese momento me contactaron desde Instituto, pero no acepté por no dejar el trabajo al que me había comprometido. En junio me volvieron a llamar y estuvimos ahí durante cuatro meses. Después nos tuvimos que ir, creo que injustamente. Y ahora apareció lo de Independiente Rivadavia y no dudé en aceptar el desafío", afirma sin miedo.

Si todo sale bien, Gómez quisiera poder extender su proyecto en Independiente: "Es un poco adelantado pensar en lo que viene, la situación sigue siendo muy difícil. Tenemos que tener los pies sobre la tierra, estamos contentos por lo que pasó con Villa Dálmine (el Azul ganó 1 a 0, de visitante) pero no nos salimos del eje. Ahora, si logramos el objetivo, se pueden venir muchas cosas lindas", se anima a soñar.

Gomez dirigió tres partidos, de los que ganó dos (ambos en condición de visitante) y perdió uno: "Vamos bien. Estamos complicados, como muchos equipos. Como no depende de nosotros, no nos ponemos a sacar cuentas. Lo que sí estoy tranquilo es que tenemos una bandera que es la intensidad: matarse en cada pelota como si fuera la última. Eso lo están haciendo muy bien".

Hasta su llegada muchos daban a Independiente por muerto, pero el plantel ha respondido y las ilusiones están intactas. Gómez, quizás, les dio a los jugadores el "empujoncito" que les faltaba y es, hoy por hoy, la esperanza del pueblo leproso.

Gabriel Gómez en conceptos:

"El fútbol ha cambiado, es mucho más dinámico. Antes había más tiempo para pensar y definir una jugada, hoy no, el tiempo para definir es menor".

"Gastón González es, para mí, un jugador diferente, con nivel de Primera".

"No estoy tan conforme con el mediocampo de la Selección. Me cuesta encontrar volantes centrales. Son camadas, estapas".

"No me costó pasar de jugador a técnico. Desde que me fui a Honduras a los 28 años, me ocupaba el tiempo especializándome como entrenador. El secreto está en que todos los días quieras aprender, incorporar cosas nuevas. De jugador que vivo comprando libros, mirando videos. Soy fanático del Ajax de Holanda, fue mi espejo: los jugadores, su estilo de juego, su metodología, lo vengo siguiendo desde hace más de quince años".

"Cuando termine el campeonato, sólo me importa que digan que soy buena gente y muy profesional para el trabajo".

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