Primera Nacional - SAN MARTÍN DE TUCUMÁN

Walter Gómez: "Sufren más los que viven el día a día"

Fuente:

El DT de San Martín entiende que hay sectores de la sociedad a los que esta situación puede dejarlos KO.

Pese a la pandemia que lo mantiene encerrado en su casa de Yerba Buena y que no lo deja disfrutar de su mejor momento en el fútbol, Sergio Gómez sigue sintiéndose un privilegiado. Más allá del momento doloroso que mantiene al mundo en vilo y que lo hace estar atento a la distancia de lo que sucede en Buenos Aires, con su familia y sus seres queridos, él en parte disfruta de las mieles del éxito con San Martín.

Acostumbrado a pelearla día a día desde que comenzó a crecer en el mundillo del fútbol, escalando categoría por categoría, sabe que la realidad que vive hoy no es la habitual ni en ese submundo que resulta ser el deporte más popular, ni mucho menos dentro de una sociedad históricamente castigada como la argentina.

"Esta cuarentena no es sencilla de sobrellevar, pero hay que tratar de pasarla lo mejor que se pueda", dice el DT "santo", cómodo en Tucumán al igual que su equipo en la Primera Nacional.

En San Martín, jugadores y cuerpo técnicos están tranquilos; se entrenan en uno de los mejores campos deportivos del norte del país, cobran al día, se concentran en hoteles de primer nivel, juegan a cancha llena y viven en casas con todas las comodidades.

Eso se valora mucho más cuando antes se convivió con las carencias. Así lo deja en claro Gómez y, quizás gracias a esas vivencias, hoy mira un poquito más lejos de lo que es su vida. "Más allá de que nosotros no podamos realizar nuestra rutina habitual o hacer lo que nos gusta, esta pandemia afecta mucho más a las personas que viven el día a día y que tienen que salir a la calle a ganarse el mango para comer. Ellos sí que deben vivir un momento desesperante y difícil", dice el entrenador intentando contagiar su mensaje: "hay que ponerse en el lugar del otro".

Hoy Gómez disfruta una realidad que antes, cuando era futbolista o cuando daba sus primeros pasos como DT, no conocía. Es por eso que, a la distancia, piensa qué será de los sectores más castigados, también dentro del deporte más popular. "Es lo que se vive como sociedad desde hace muchísimo tiempo, donde siempre hay un sector que es el que la sufre más y el que la paga más. En nuestro caso, que nos dedicamos al fútbol, ocurre lo mismo; así como en la sociedad sufrirán los que trabajan por cuenta propia, los vendedores ambulantes y los que se ganan el pan día a día y hoy están imposibilitados de hacer su trabajo, en el fútbol argentino sufrirán los que trabajan en las categorías menores. Ellos sí que la pasan mal con esta situación", grafica.

Toda su familia está en Buenos Aires. Desde que llegó para hacerse cargo, junto a Favio Orsi, del plantel "santo", Gómez está solo. La única diferencia es que debido a la cuarentena obligatoria hoy no va ni al complejo "Natalio Mirkin", ni puede juntarse con sus pares del cuerpo técnico para planificar las tareas a llevar a cabo en cada entrenamiento. Pasa sus días en casa, mirando TV o series por streaming, analizando mucho fútbol, comunicándose con sus seres queridos y pensando. Sí, eso más que nada. "Estoy pendiente de lo que pasa con mi familia, de cómo están y sobre todo si necesitan algo. Por suerte todo va bien por el momento y estoy seguro de que seguirá así porque están tomando todos los recaudos del caso. También estoy pendiente de mi papá que, debido a una enfermedad, es una persona de riesgo y hay que protegerlo mucho más que a otros", cuenta el entrenador.

Gómez espera que esto se termine rápido, aunque sabe que no es un tema menor y que hay que ser paciente porque de nada sirve acelerar los tiempos; mucho menos cuando enfrente está un enemigo que actúa tan sigilosa como furtivamente. "Hay que tener consciencia y no hacer cosas que te puedan poner en riesgo. Debemos estar unidos y ayudarnos entre todos", sostiene durante la charla.

Gómez piensa en todos y a pesar de que vive uno de los mejores momentos de su carrera no se olvida de sus comienzos. Por eso pide atención y contención para los de más abajo; esos a los que no poder trabajar diariamente les representa no tener un plato de comida en la mesa.