Primera Nacional - DEPORTIVO MORÓN

Santiago Sala: "Ascender con Morón sería la gloria"

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Desde que Sergio Lara y Sebastián Sibelli se hicieron cargo del plantel de Morón a principios de este año, uno de los objetivos que se propusieron fue darle más preponderancia a los valores surgidos de las divisiones juveniles. Así, en los entrenamientos comenzaron a aparecer varios nombres desconocidos que se entremezclaban con los de Akerman, Lillo, Mayola y compañía. Uno de ellos es el de Santiago Gabriel Sala, delantero de apenas 18 años, quien ya está dando sus primeros pasos en el fútbol profesional.

Nacido el 29 de noviembre de 2001 en el Hospital de Morón, se crió en Morón Sur, donde vive actualmente con sus padres y su hermano de 8 años. De muy chico se le dio por la pelota, y arrancó practicando Futsal en el Gallo: "La persona que me acercó al club me propuso probarme en cancha de 11, con edad de Séptima. Estuve una semana a prueba con Seba (Sibelli) como entrenador. Por suerte quedé y en abril de 2017 empecé mi carrera en inferiores". Curiosamente, hoy Sibelli es su director técnico en la Primera de Morón, junto con Lara. Y ambos se encargan de aconsejarlo y llevarlo por el camino correcto: "Me dicen que esté preparado, porque en cualquier momento nos pueden necesitar y tenemos que estar a la altura, tanto yo como mis compañeros. Somos un ejemplo para los demás chicos que están trabajando para llegar a donde estamos nosotros. Hay que entrenarse con todo y aprovechar las chances que se presenten".

Como cualquier futbolista que apenas está iniciando su carrera, Sala se sostiene mucho en la familia. Allí encuentra la contención necesaria y las palabras justas: "Mis papás están contentos porque ven que hago lo que amo. Y mientras me vean feliz, no necesitan otra cosa. Me apoyan un montón, hablamos todos los días sobre cómo me siento o cómo me fue en el entrenamiento, y eso está bueno. Son incondicionales míos y sé que donde vaya, ellos van a estar. Eso es lo más importante".

Subir al plantel de Primera a tan temprana edad, ser tenido en cuenta y convertir goles en los amistosos puede marear a cualquiera. Los hinchas ya empiezan a hablar de él, pero Sala mantiene los pies sobre la tierra: "Tengo claro lo que tengo que hacer porque me lo inculcaron desde chico. Disfruto este presente y sólo me dedico a jugar a la pelota, rodeado de los que siempre estuvieron conmigo. Quiero demostrar todo lo que puedo dar".

Ante el requerimiento de que se defina como jugador, Sala intenta gambetear la pregunta tal como hace con los defensores rivales, pero finalmente accede a contestar: "Mi principal virtud es la pegada. Me muevo por todo el frente de ataque y puedo adaptarme a jugar de enganche. Soy rápido, fuerte y encarador, características que fui adquiriendo en los entrenamientos. Y aunque juegue arriba, no tengo problemas en defender y ayudar a mis compañeros, siempre pensando en el bien del equipo".

"Sé que tengo que seguir aprendiendo", añade, "pero los más grandes me ayudan. Lleva un tiempo adaptarse al ritmo de los profesionales; por suerte rendí cada vez que me tocó entrar en los amistosos y pude cumplir con lo que piden los técnicos".

En cada declaración, Sala demuestra una madurez que sorprende para su corta edad. Aquellos que lo conocen desde siempre, destacan sus constantes ganas de aprender y mejorar. No sólo como futbolista, sino además en la parte humana: "El año pasado terminé el colegio secundario. Además, desde los 8 años que estudio Inglés. Con esto de la cuarentena, el instituto donde cursaba cerró y lamentablemente no pude seguir. Pero ya voy a retomar porque me gusta mucho aprender otro idioma".

Y a la hora de hablar sobre su futuro, también evidencia tener las ideas claras: "Mi sueño principal es jugar al fútbol toda la vida. Seguir divirtiéndome como lo hago desde chico. Es mi pasión y amo este deporte. Tengo como objetivos principales debutar en Primera y ascender con Morón: cumplirlos sería alcanzar la gloria".