Gimnasia perdió ante Sportivo Las Parejas 2 a 0 en el Núñez por la fecha 18 de la Zona 3 del Torneo Federal A. Acosta y Romero marcaron para la victoria de la visita. Numeroso operativo policial. El Lobo sigue último y el domingo vuelve a jugar como local, recibiendo a Independiente de Chivilcoy, en el cierre de la segunda rueda, que marcará además la mitad del torneo en disputa.
Desangelado. Como la noche de un miércoles frío, húmedo, áspero, de un fin de mes en Argentina con todo lo que significa eso. Así termina este Gimnasia versión 2023 que sigue enamorado de las derrotas, ya con serio riesgo de descenso más allá que falta mucho aún.
En la previa, todo parecía encaminarse al primer triunfo de Marcelo Fuentes como DT, porque ya contaba con un tiempo más de trabajo y con algunos jugadores en crecimiento. Nada de eso. Todo lo contrario, la derrota ante Sportivo Las Parejas lo regresó varios casillero hacia atrás, a varios hacia atrás, a los peores encuentros con Acosta como técnico. La llama que mantiene Agustín García a fuerza de gambeta y vergüenza deportiva se extingue entre la nada de sus compañeros, en la soledad que le deja Fuentes en el armado del 11 titular. Y ese combo se potencia porque no liga, la suerte que «es grela, fallando y fallando» huyó del Núñez como lo grafican la media vuelta de Borda a las manos de Alarcón o el cabezazo de Benítez en el travesaño cuando se iba uno abajo.
Acosta, el diez que se fue hace poco, le clava el primero aprovechando una mala salida de los que hasta unos días eran sus compañeros. 19 minutos de juego, la primera llegada de Sportivo para que Jair Díaz la busque adentro. Ejemplo claro del momento del Lobo. A eso se suma un medio campo muy liviano, limitado, con dos laterales en nivel bajo y centrales con dudas.
El regreso cambió un poco con el ingreso de Acuña en el medio, Musico a su lado para atacar y Giampichetti arriba para pelear. El 9 lo tuvo pero demoró una eternidad, era el empate y cambiar la mano. Nada sucedió. Enfrente, Sportivo aprovechó las dudas del 2 y el arquero Díaz, se filtró entre ambos Mavilla, con la potencia del recién ingresado para un penal claro que Romero convirtió con la suerte que no tiene el Lobo, por abajo del cuerpo del arquero. Ahí se acabó todo. Todo era musculo aterido, apretado, con cerebros en blanco, buscando algo que no sabía como, buscando el gol que nunca llegaría.
La paciencia de los estoicos hinchas fue puteada compartida con jugadores y comisión directiva, pero fue un poquito. Nada más, transformándose en otra lastimosa y exacta muestra de todo lo que ocurre en este Federal A del Lobo, que suma desengaños en plena caída libre.
