Primera B - CENTRAL CÓRDOBA 1 - ACASSUSO 1

Central Córdoba mistró sus dos caras

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No puede sacarse la mufa. Central Córdoba no logra dar en la tecla y sigue sin encontrar su norte. A

No puede sacarse la mufa. Central Córdoba no logra dar en la tecla y sigue sin encontrar su norte. Ayer, por la 15ª fecha del torneo de Primera B, empató ante Acassuso 1-1, un resultado que terminó siendo un premio demasiado grande para la visita y un castigo para el dueño de casa, que así pagó su falta de definición y de capacidad para cerrar el partido.

El charrúa mostró dos caras, la mejor de ellas en el primer tiempo, cuando plasmó un juego de jerarquía, tanto a nivel individual como colectivo. En esos primeros cuarenta y cinco minutos el conjunto de Vaquero hizo todo bien: presionó a Acassuso en su campo y lo acorraló hasta ahogarlo, generándole peligro con las escaladas de Villagra por el sector izquierdo o eventualmente con Guruceaga por la derecha. De Bruno manejaba los hilos con tranquilidad, mientras que Fabello y en menor medida Medina se acoplaban para generar un fútbol vistoso.

Así el Matador generó muchísimas chances, siempre jugando por abajo con la pelota al pie, fiel al libreto que caracteriza a los equipos de Vaquero. Córdoba fue inclinando la balanza haciéndole pasar momentos de zozobra a una defensa que mostraba inconsistencia e invitaba a un festín. Pero lo hacía sin la profundidad necesaria, por lo que el peligro se diluía a medida de que se acercaba al área.

Central Córdoba era más pero no lograba hacer pesar ese dominio en el marcador. Hasta que llegó el minuto 16, cuando a puro toque De Bruno terminó una jugada con un remate cruzado y bajo que dejó sin chances a Gustavo Ruhl y marcó el primer tanto del partido.

El gol encendió la ilusión que la racha podía cortarse, más aún teniendo enfrente un equipo mezquino que no modificó en nada su idea de defenderse por sobre todas las cosas, a punto tal de que ni siquiera fue a presionar arriba. De hecho la primera jugada de peligro para la visita fue a los 37’, tras un remate de Damián Gómez, que Leguizamón resolvió sin problemas.

Más allá de esa jugada, por esos instantes, el partido se presentaba muy cómodo para la defensa charrúa ya que el equipo de San Isidro no salía a atacarla. Tranquilo atrás y ganando el mediocampo, el charrúa inclinaba la cancha, quería más, pero le faltó definición, el tiro del final y se tuvo que conformar con el 1-0.

En el complemento las cosas fueron distintas ya desde el arranque. El panorama charrúa comenzó a ponerse oscuro tras un insólito penal sancionado por Yamil Possi (de pésima labor) de Nahuel Rodríguez a Leandro Rodríguez, que le dio la chance a Acassuso de llegar a la igualdad. Pero en el tiro de los doce pasos Leguizamón le ganó la pulseada a Damián Gómez y con un manotazo volando al palo izquierdo sacó la pelota al córner.

Con el correr de los minutos Acassuso se animó a más, se agrandó y empezó a jugarle de igual a igual. Medina, Fabello y De Bruno ya no jugaron tan cómodos y eso el equipo lo sintió, tanto como la desconexión que hubo entre los delanteros. Así comenzó a sufrir.

A los 43’ Martín Salinas falló en un mano a mano con Ruhl que podría haber definido el pleito y como marca el adagio “los goles que no se hacen en un arco, se pagan en el otro”. Para dar fe de ello, en la siguiente jugada, Acassuso devolvió la gentileza y Leandro Rodríguez, de cabeza, estableció la paridad, que fue como un puñal para el conjunto charrúa, que vio cómo se le escapaba la victoria sin poder hacer nada.