Primera B - BARRACAS CENTRAL

Conocé la historia de Fabricio Espósito

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Es otoño en Buenos Aires, pero no parece. Corre mayo, llega junio y el fatigante calor que se vive en la ciudad, más la gente atolondrada, te invita a que te sumes a ese círculo. Sin embargo, la tranquilidad que conserva Fabricio Espósito es admirable. Dos pasos separan al puesto de diarios con el edificio donde se realiza la nota en Santa Fe al 3146. Ese kiosko de diarios y revistas es de su abuelo y de su padre. Fabricio trabajó varios meses ahí: "Hace 20 años que ellos viven de eso. Ahora yo laburo como cadete para una administración de consorcio que maneja mi viejo. Estoy en la calle toda la tarde, cobrando y pagando".

Desde que es un niño, sus padres le enseñaron que todo se logra con sudor y sacrificio. Pero el que mejor sintetiza la vida de Fabricio es Abel Soriano, ex jugador de Atlanta y su compañero en Barracas Central: "¿Fabricio Espósito? ¡Uhh! Es groso el pibe. Entrena, labura y estudia, la verdad, no sé cómo carajo hace. Se rompe el lomo".

"Me levanto bien temprano para ir a entrenar a Barracas o a Ezeiza, al mediodía voy para capital y arranco a trabajar hasta las 18, y después, me voy a la facultad. Curso en la UBA de la Avenida Córdoba y estudio contabilidad. En este último año, dejé algunas materias colgadas porque jugamos entre semana y la verdad que no me da el tiempo. Todavía no vivo del fútbol, es lo que quiero, pero hoy por hoy es lo que toca. Igualmente no me quejo", esboza su rutina la promesa de 21 años.

Vive en Sarandí, a diez cuadras de la cancha de Arsenal. Es hincha de Independiente y desde chico que admira a Federico Insúa, aunque él siempre jugó de 5. Gastón Bojanich, actual futbolista de Temperley, lo llevó a Barracas en el 2012 y dos años más tarde, Salvador Daniele, técnico del elenco Barraqueño, lo hizo debutar en Primera. A la hora de recordar su debut, le brillan los ojos y su sonrisa se estira de oreja a oreja: "La semana previa al partido, yo ya estaba entrenando con la Primera y un día antes, el Gato (seudónimo del entrenador) me pone en la lista, pero como número 19. Es decir que ni al banco iba a ir. Horas antes del encuentro contra Deportivo Morón, Luis Monge (ex jugador de River) sufrió un cuadro gripal y no podía jugar. Fui al banco y la verdad que estaba muy nervioso. Faltando 20 minutos, el técnico me mandó a la cancha y en la primera pelota que toqué, ingresé al área de sorpresa y se la piqué a Sebastián Peratta. Fue increíble. Hasta ahora sigo mirando el gol jaja".

El tango podría cantar el episodio: "Dormía el muchacho y tuvo esa noche, el sueño más lindo que pudo tener: el estadio lleno, glorioso domingo, por fin en primera lo iban a ver. Faltando minutos iban cero a cero. Tomó la pelota sereno en su acción, gambeteando a todos enfrentó al arquero y con fuerte tiro quebró el marcador".

En la carrera de Fabricio Espósito los pétalos comienzan a florecer, pero él tiene algo para decir que quedará para siempre: "Barracas es mucho para mí. Me dio la posibilidad de soñar con ser futbolista".