Primera Nacional - PATRONATO

El Santo se merecía este final

No había otra forma de cerrar la temporada. El Negro y Atlético Tucumán habían sido los mejores, nadie podía refutar nada. Fueron 82 puntos que no alcanzaron en la etapa regular. Hubo que demostrar en el Reducido, donde todo empezaba de cero, que debía dar el salto. Superó todo. Superó a todos. El premio llegó y Patrón es de Primera.

El campeonato moral estaba ganado hacía mucho tiempo. Ese torneo no había duda que era de Patronato. Los merecimientos acumulados a lo largo de la temporada lo catapultaban como uno de los dos mejores, junto a Atlético Tucumán. Pero ese torneo no le importaba a nadie. El premio tenía que llegar. La única posibilidad de encontrarle valor a semejante esfuerzo era obtener un boleto hacía lo más alto del fútbol argentino.

El Santo se merecía este final. Tal vez había que sufrir un poco más de la cuenta, para que la historia a través de los años se exagere y esa noche del 6 de diciembre del 2015 sea cada vez más gigante.

Las miles de almas que fueron al Grella el domingo confiaron en un plantel que se forjó con humildad. Con el arribo de Iván Delfino a la dirección técnica de Patrón, la dirigencia buscaba cambiar la imagen que había dejado el equipo en el Torneo de Transición, donde la frustración había sido muy grande. "El Bicho Gómez chocó la Ferrari", dijo en su momento un entrenador que recién llegaba a la divisional, en referencia al presidente de Patronato, José Gómez y al fracaso que había sido dicha competencia.
El conjunto entrerriano se acomodó a lo que tenía, a lo que podía armar. Tras la llegada del DT, repatrió a un ídolo de la institución, como lo es Diego Jara (quien no llegaba en su mejor momento) y sumó un puñado de voluntades (la mayoría jugadores que venían de categorías inferiores) a los futbolistas que tenían vínculo con la institución y apostaron a quedarse. Con apenas unos retoques, de andar en "la Ferrari", se puso a punto el "Rastrojero". Patronato marchó a lo largo del torneo sin demasiado brillo. Jugó algunos muy buenos partidos, pero su andar se fortaleció con un juego ordenado, solidario. El Negro trabajaba los partidos, mostraba tener variantes y en algunos lapsos fue efectivo.

LA FASE REGULAR. A lo largo de 42 fechas fue regular. Cuando le tocó la mala racha y pasó algunos partidos sin poder sumar de a tres, el Decano tucumano no tuvo piedad y lo pasó en las posiciones. Los dirigidos por Juan Manuel Azconzabal tenían preparado un sprint final tremendo y fue muy difícil pelearles la competencia hasta el final.

En las estadísticas de este torneo quedará que el Negro sumó 82 puntos en estas fechas, tan solo tres unidades menos que el campeón. Producto de 23 victorias, 13 empates y tan solo seis partidos perdidos. Obteniendo el 65.08 por ciento de los puntos que disputó. Cifras increíbles, pero que no servían para obtener ese ascenso tan deseado.

Además el conjunto de Delfino terminó siendo el segundo equipo más goleador con 60 tantos convertidos y el menos goleado, con 24 goles en contra, obteniendo una diferencia de más 36.

La campaña fue excelente. Con apenas algunos matices que no llegaron a empañarla. Hubo calma en los mejores momentos y sabiduría para afrontar aquellos que marcaban que había que cambiar.

AL REDUCIDO. El esfuerzo fue enorme, pero no alcanzó. Se tuvo que ir al Reducido. Patrón arrancó jugando esta etapa ante Instituto Central Córdoba, el quinto mejor clasificado tras las 42 fechas. La diferencia de puntos entre uno y otro hacía irrisoria esta definición. El Negro ponía en juego su premio ante un equipo con mucha historia, pero con 20 puntos menos durante la temporada. Algo que solamente el fútbol argentino puedo explicar.

La jerarquía del equipo entrerriano se vio en cancha durante toda la definición con la Gloría. En Alta Córdoba se paró a jugar de igual a igual, tuvo fundamentos para quedarse con la victoria, pero casi lo termina perdiendo. El gol de Jonathan Bauman de penal, cuando el juego se moría era una puñalada. Pero la entereza del Santo floreció en la única jugada que le quedaba y pudo empatarlo, con un tanto de penal del futbolista más grande de su historia, el arquero y capitán, Sebastián Bértoli, quien desde los doce pasos igualó el pleito.

En la revancha en el Grella otra vez hubo que pelearla desde atrás. Instituto se puso en ventaja rápido, con tanto de Damián Schmidt, pero el Negro lo pudo dar vueltas de manera inmediata. Primero apareció Carlos Quintana para empatar y luego Diego Jara para poner al equipo entrerriano en ventaja.

El segundo tiempo de este juego se jugó con la cabeza y sin la pelota. El Negro se metió atrás y no pasó zozobras ante el conjunto del Chulo Rivoira. Sobre el final una corrida de Leandro Becerra y una buena definición depositaron al Santo en la final del reducido.

POR EL PREMIO. Quedaba un mano a mano más para poder recibir la recompensa merecida y necesaria. El Santo fue a jugar a Tandil ante el cuarto, Santamarina, que terminó con 16 unidades menos que el Negro y que accedió a la final después de vencer en las semifinales a Ferro Carril Oeste, el favorito para muchos.

En la final de ida lo que ocurrió no tenía lógica. Patronato fue muy superior, generó muchas situaciones de gol, arrancó perdiendo por el tanto de Alfredo González, lo empató en la primera mitad con gol del Flaco Quiroga. En el complemento parecía que el Negro se venía con medio ascenso en el bolsillo, pero en dos jugadas insólitas, Santa lo cacheteó y fue quien quedó mejor parado de cara a la revancha.

Después vino la reciente historia. La del domingo. La que todos disfrutamos de alguna manera. En su reducto, el conjunto de barrio Villa Sarmiento se hizo fuerte. Llenó la cancha. Tuvo paciencia. Volvió a ser muy superior al rival y en el segundo tiempo pudo igualar la serie. Con un golazo de tiro libre de la Ardilla Matías Garrido y un excelente cabezazo de Marcos Minetti, quien fue a buscar una pelota que no era de el. La definición por penales le puso más suspenso a esta increíble novela del ascenso Rojinegro.

Como en los cuentos, que el príncipe vestido de azul aparece en su caballo blanco para rescatar a la princesa. Así apareció Sebastián Bértoli, para quedarse con el remate de Juan Gaspari y desatar la locura de toda una provincia.

La comarca Rojinegra vivió su jornada más importante en sus 101 años de vida. Patronato consiguió su premio y en este Torneo Nacional hubo justicia. Ascendieron a Primera los mejores.

"Si no se sufre, no vale Patronato", así es tu historia. Una extensa obra literaria se podría escribir de la obtención de este anhelo. Un libro que no debería faltar en ninguna biblioteca del amante del fútbol paranaense y entrerriano.