"Tomé la decisión con el corazón", dijo el mediocampista correntino que fue clave en la obtención del ascenso. Crucero del Norte, que retornó a la tercera categoría del fútbol argentino y cuenta con mayor poder económico, lo había tentado. Pero él mantuvo su palabra.
Demasiada incertidumbre se generó en torno a Nicolás Ferreira a medida que pasaban los días y el capitán no arreglaba su continuidad en Mandiyú, en el cual rápidamente se erigió como gran figura después del ascenso al Federal A. Pero ayer finalizó el suspenso y el mediocampista acordó condiciones para continuar en el "albo", que sigue reforzando el plantel que competirá desde mediados de septiembre en la tercera categoría del fútbol argentino.
En cuanto a lo dilatado de las negociaciones, Ferreira, quien venía jugando con el equipo liguista, admitió que tenía ofertas pero se inclinó por Mandiyú porque "ya le había dado mi palabra a Pablo Suárez", quien así ya cuenta con 23 jugadores para iniciar este lunes los trabajos de pretemporada.
El capitán, de 25 años, fue uno de los puntales del equipo correntino que logró el ascenso, le dio el sí a Mandiyú, aún cuando dispuso de mejores ofertas, según él mismo admitió.
"Crucero del Norte estuvo interesado, tuve que decidir; también esperé por San Martín de San Juan, pero no era lo correcto hacer esperar tanto a Mandiyú. Le di mi palabra a Pablo (Suárez) y no quería fallarle", dijo el valor correntino que jugara en B Nacional con Gimnasia de Jujuy, por caso.
Fue un jueves difícil para Ferreira, porque estaba en juego su futuro. Por un lado le hacían ruido las ofertas -superiores desde lo económico- pero por el otro debía contestarle a Mandiyú, entidad en la que se convirtió en referente.
"Me pasé todo el día pensando, lo de Crucero -es un club grande que viene de la B Nacional-, me llamó el secretario Dardo Romero y me dijo que querían contar conmigo pero como ahora están de vacaciones tenía que esperar hasta el lunes. Ya no aguantaba más porque desde el fin de semana que tenía que contestarle a Mandiyú y sabemos lo que es Mandiyú. Sueño jugar el Nacional B con Mandiyú", expresó poniendo alta la vara, como también lo hizo el año pasado.
Lo que está claro es que acá "me siento como en mi casa. El presidente (Juan Ignacio Igarzabal) hizo un esfuerzo en lo económico y en lo deportivo, y eso es importante. He recibido muchos mensajes de la gente y eso hace que uno decida más con el corazón que por la plata", reconoció y justificó: "A veces hay que resignar en un lado y ganar en felicidad".
En cuanto al armado del equipo, valoró que "se mantuvo la base, nos conocemos, tenemos empatía. Vinieron jugadores que -según referencias- vienen bien y vamos a andar bien. Uno sueña con ganar, el ganar te lleva a pelear y sueño con el Nacional B. Si digo sueño con mantener la categoría estaría mintiendo".
"Un punto alto es la localía. Si hacemos las cosas bien, llenaremos la cancha y a los que vengan de afuera se les va a hacer difícil porque tenemos ese plus de la gente: ese va a ser nuestro as de espadas", resaltó entusiasmado Ferreira.
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