El volante de Independiente Rivadavia Pablo Palacio, tiene una historia como jugador que parece una película. En sus comienzos jugaba en el Club Social y Deportivo CAI en la Liga Mendocina, una institución muy humilde de Las Heras, previo a su llegada a la Lepra, equipo del que es simpatizante
"Mis comienzos fueron en la Comisión de Actividades Infantiles, en un club que jugaba en la Primera B y que no está funcionando. Debuté a los 14 años y debido a sus problemas económicos dejó de participar. Arranqué desde muy chico con Ariel Torres, una persona que me enseñó mucho", contó.
"Era un club muy humilde, de barrio, se trabajaba todo a pulmón. Había que adaptarse a lo que había. Nosotros entrenábamos en una cancha de tierra muy chica y en los partidos no teníamos los once jugadores, así que atajé y jugué de defensor muchas veces", recordó el Pala.
"Me dejó muchas enseñanzas y me marcaron el camino para ser lo que hoy soy y nunca me voy a olvidar de esos inicios", confesó el volante que mostró mucha emoción en sus palabras.
"Cuando desapareció el club donde jugaba, había decidido dejar de jugar y surgió la prueba en Independiente Rivadavia. No me animaba a ir a un club grande, me daba cosa. Tenía 16 años y no sabía lo que era jugar en un club grande", recordó.
"Me puse muy contento cuando me dijeron que me quedaba, ya que soy hincha de la Lepra. Fui haciendo las inferiores hasta que llegué a la primera local. Después se hizo un selectivo y me vio Gabriel Gómez. Me citó para que hiciera fútbol con los jugadores del Nacional B y después me subió a primera", aseguró.
El día del debut
"Fue tremendo, fue enfrentando a Chacarita de visitante y lo pasaban por televisión. La familia y los vecinos se juntaron para verme", confesó.
"Yo disfruto el momento que estoy viviendo en Independiente Rivadavia. Todo tiene sus esfuerzos y sacrificios. No me olvido de donde vine", cerró el jugador leproso.