La Chancha firmó un contrato y fue jugador de Juventud por horas, pero un acuerdo entre ambas dirigencias cambió todo. Ni al mejor de los guionistas se le habría ocurrido escribir una novela de tal vuelo literario como la que se desarrolló durante toda la jornada de ayer y que tuvo como protagonistas a Gimnasia y Tiro y a Juventud Antoniana, como una “remake” a la de Mariano Maino, que había acaparado la atención de todos el pasado miércoles. Lo cierto es que todo concluyó con un final feliz para los hinchas millonarios, porque dos figuras elementales de su base, que fueron jugadores de Juventud por unas horas, finalmente se quedarán en el albo tras un giro inesperado que cambió el destino de ambos futbolistas: Leandro Zárate y Matías Ceballos. Todo comenzó cuando La Chancha, que le había dado su palabra al albo de seguir, optó por una mejor propuesta y en la noche del miércoles firmó un precontrato que lo convertía en refuerzo de Juventud. Y continuó ayer por la mañana, cuando Matías Ceballos, quien recibió una copia de un contrato en su Santa Fe natal, donde se encuentra disfrutando de unos días de descanso, estuvo a un paso de arreglar condiciones con el antoniano. Estas dos noticias trascendieron e impactaron en la opinión pública por la tarde, causando un gran revuelo y profundo malestar, no solo en los hinchas de Gimnasia, sino también en los dirigentes del albo, que enfurecieron y pegaron el grito en el cielo al ver cómo Juventud arrasaba con todo y terminaba desarmándoles la base, metiéndose con los jugadores que aún mantenían un vínculo con Gimnasia. Pero a la noche se desactivó todo e intervino el Gobierno, que infiere directamente en la intervención antoniana, llegando a un arreglo salomónico con la gente millonaria: a cambio de un mayor ingreso en el subsidio, ambos jugadores seguirán en el albo (con una considerable mejora en sus haberes), para apaciguar las llamas y no perturbar las buenas relaciones entre santos y albos. Riggio y e hincha albo, agradecidos.
