Gimnasia y Tiro se impuso en los primeros 90 minutos de la serie sobre Maipú y mostró autoridad para revertir la adversidad luego de pasarla mal al principio. Clasificará hasta perdiendo por un gol en la revancha. Autoridad, coraje, determinación, veloz recuperación anímica y convicción fueron los factores con los cuales Gimnasia y Tiro pudo revertir las dudas, los temores iniciales, las vacilaciones y los yerros de los primeros minutos. Y le alcanzó, con esos argumentos, para imponerse por 3 a 1 sobre Deportivo Maipú de Mendoza en el encuentro de ida de la serie de cuartos de final del reducido que otorgará el segundo ascenso. El albo logró sacar una ventaja fundamental, clave, tranquilizadora, pero no decisiva, en los primeros noventa minutos de la serie de play-off, por lo que logrará el ansiado pasaje a las semifinales aún hasta perdiendo por un gol de diferencia. En un partido caldeado, jugado con dientes apretados y con ribetes de una verdadera batalla con “pica” de barrio y potrero, el albo arrancó perdido, sin brújula, sumido en el nerviosismo y la ansiedad. Estos momentos del local fueron capitalizados por Maipú, y así la visita hizo uso de su buen trato de balón y de la ductilidad de sus hombres más habilidosos (Gamba, Marchetti y Guerra). Mientras, a Gimnasia le costaba más de la cuenta acercarse al arco de Guirado y el shock llegó a los 33 min, cuando Guerra clavó en el ángulo un soberbio remate de 30 metros. Para Gimnasia, la ventaja de los mendocinos fue un cimbronazo que lo despertó. Pasaron tres minutos hasta que Leandro Zárate aprovechó un jugadón de Maxi Gómez y fusiló al uno de Maipú. El empate revitalizó, calmó los ánimos y agrandó a un Gimnasia que adelantó sus líneas, fue por más y estuvo a punto de dar vuelta la historia en dos oportunidades: Ceballos la punteó tras un centro de Vezzani (41') y Bernay sacó en la línea un “globo” de Agudiak (46'). La mayor virtud de Gimnasia fue el oportunismo para golpear en los momentos justos. En el crepúsculo del complemento, Ianiero sacudió la red con un fierrazo que se clavó en el ángulo e hizo estallar el Gigante (2 a 1). El albo tomó las riendas; por momentos cedió ante la desesperación mendocina y en el primer flanco de la visita liquidó el partido, tras una excelente maniobra de Ascencio, quien dejó a cuatro jugadores en el camino antes de fusilar al arquero, éste dio el rebote que capturó la Chancha Zárate para sellar el score y dejar un panorama tranquilizador de cara a la revancha que se jugará en siete días en Mendoza.
