Javier Grbec, delantero de Temperley, hace hincapié en el grupo, el entrenador y dice que este es un premio al esfuerzo y la humildad.
"Tuvimos mucha Unión. Cuando llegué a mitad de año me dijeron que mas allá del resultado, lo que prevalecía era la parte humana. Esto es parte de las vueltas de la vida, de las revanchas que te da el fútbol. Antes de venir acá no la pasé bien en Ecuador"
-¿Cómo viven estos días luego del ascenso?
-Es una revolución para todos lo que ha sucedido. Hay un tema emotivo importante en el medio, hacía mucho que Temperley no jugaba en primera. Ha sido un semestre muy tranquilo en cuanto a repercusión, y hoy el club tomó una trascendencia nacional
-¿Tienen noción de lo que lograron?
-Hemos hablado mucho de lo que logramos, hasta antes de conseguir el ascenso lo charlábamos. Se me acerca mucha gente a contarme historias, a decirme como sintieron este año. La previa de All Boys fue impresionante. Cuando caminábamos dos horas antes para ir al vestuario no podíamos creer que estaba lleno y faltaba tanto para el comienzo
-¿Cómo fue ese día con All Boys?
-Teníamos una cierta presión que debía salir bien. Al comienzo del encuentro sentí un poco las piernas pesadas, pero luego me fui soltando y el equipo también. El gol fue un gran desahogo, sinceramente. Ya el segundo tiempo esperábamos nada más que termine
-¿Qué te dejó Rezza en este semestre?
-Rezza es el gran artífice de todo esto. Un hombre sabio y entendedor del fútbol, con miles de partidos en el lomo. A veces el jugador tiene la cabeza a mil, y el técnico venía y te decía que era fútbol, que lo intentes, que las cosas iban a salir
-¿Cuál fue la clave del equipo?
-Tuvimos mucha Unión. Cuando llegué a mitad de año me dijeron que mas allá del resultado, lo que prevalecía era la parte humana. Esto es parte de las vueltas de la vida, de las revanchas que te da el fútbol. Antes de venir acá no la pasé bien en Ecuador
