Primera Nacional - INDEPENDIENTE RIVADAVIA

"Juego al fútbol para que mi madre no trabaje más en la mina"

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El testimonio de Yeimar Pastor Gómez Andrade. El zaguero colombiano de Independiente Rivadavia contó que sus padres hicieron un gran sacrificio para que él sea futbolista.

Colombia conserva una de las mayores reservas carboníferas de América Latina y la bella ciudad de Tadó ha sido –y es– una de las regiones más explotadas por las firmas transnacionales, que buscan expropiar sus riquezas naturales. El defensor de Independiente Rivadavia, Yeimar Pastor Gómez Andrade (oriundo de esa región costera que da al Pacífico, en el norte colombiano), puede dar fe de ello: sus padres trabajaron en las minas de oro y platino.

"Mis padres trabajaron en la mina. Mi madre hasta perdió un hijo en su momento, por el esfuerzo que hacía. Muchas veces pasamos privaciones porque si no sacaban metal como oro o platino, no cobraban. Además, yo los extrañaba mucho a los dos, porque se iban a las cinco de la mañana y regresaban a las seis de la tarde, muy cansados. Era duro no verlos o no tener el abrazo de la madre", contó el zaguero central colombiano.

Yeimar fue el héroe leproso del domingo, al conquistar de cabeza el agónico gol que le dio el empate a Independiente Rivadavia con San Martín de Tucumán, en el estadio Bautista Gargantini. "Si estoy viviendo toda esa alegría es por mi mamá. Siempre que pienso en todo el sacrificio que hacía ella me da fuerzas para entrenar y seguir luchando por progresar en el fútbol. Si estoy acá, es por ella", agregó.

"Todavía se ven las marcas de la minería y de la tierra revolcada en Tadó, una zona en donde se vive del trabajo en la minería y la ganadería. Mis padres hicieron todo lo que estaba a su alcance para que no nos faltara nada. Después mi papá tuvo que abandonar la mina por sus fuerte dolores en la espalda. En cambio, mi madre siguió yendo a trabajar. Por eso, yo ahora juego al fútbol para que mi mamá no trabaje más en la mina", sentenció.

"Tengo seis hermanos y ellos siguen viviendo allá en mi pueblo. Un hermano también pintaba para ser un buen futbolista, pero tuvo que dejar de jugar por problemas de diabetes. Mis otros hermanos me siguen por las redes sociales y le cuentan a mi mamá cómo me va en cada partido en Independiente", agregó.

"La verdad es que me emocioné hasta las lágrimas cuando escuché la ovación de los hinchas. Me siento muy bien en Mendoza, me han brindado mucho cariño y estoy feliz de jugar en Independiente. Por eso, prometo dejar todo en la cancha para devolver la confianza que han depositado en mí", concluyó Yeimar.