El DT llegó a Independiente Rivadavia con pocos pergaminos, pero en tan sólo ocho fechas sacó al equipo de la zona roja y lo salvó del temido descenso.
Llegó a Independiente Rivadavia con pocos pergaminos y en una situación muy complicada; con el equipo en zona de descenso y con un diagnóstico poco alentador. Pero en sólo ocho fechas logró revertir la historia y por eso la Lepra jugará la temporada que viene en la Primera B Nacional. El gran responsable de otra salvación leprosa tiene nombre y apellido, Gabriel Gómez.
Con pocos antecedentes en su currículum, la dirigencia del equipo del Parque se inclinó por él por su conocimiento de la división, su gran apego al trabajo y otro dato no menor, sobre todo por la débil situación económica del club, su contrato austero.
–Con la mente más fría, ¿cuál es el balance que te quedó?
–Con mucha tranquilidad por todo lo que se vivió, es muy estresante pelear el descenso, estuvimos dos meses pero parecía mucho más, porque uno ve el sufrimiento de todos; los jugadores, dirigentes y los hinchas, pero gracias a Dios podemos disfrutar y estar tranquilos.
–¿Por lo que te había pasado antes en otro club, lo tomás como una revancha?
–Sí, es una revancha que me da el fútbol. Este deporte es así, a veces se te dan los resultados y a veces no. Hoy me tocó que se me dieran los resultados y lograr un objetivo que era casi imposible.
–Aunque si te llegaba a ir mal tampoco iba a hacer toda tu responsabilidad...
–Sí pero desde el momento que tomé esta responsabilidad si me iba mal también iba a hacer responsable a lo mejor en menor medida, pero una vez que me involucré con estos jugadores tenía que estar hasta el último minuto con ellos.
–¿Te sorprendió cuando la dirigencia te llamó?
–Si bien es verdad que no tengo nombre, en Mendoza había trabajado como ayudante de campo en Godoy Cruz -fue el colaborador de Lucas Bernardi- mi nombre es más conocido en el Federal A que en la B Nacional, eso es verdad. Pero tenía la esperanza que un club de esta categoría me contrate, en este caso la dirigencia confió más en mi trabajo que en el nombre. Creo que hoy así como pasa con los jugadores que no sólo se gana con los nombres, con los entrenadores pasa lo mismo; hay entrenadores pocos conocidos y que han hecho un buen trabajo en otras instituciones y también entradores con nombre a los que les ha ido muy bien.
–Cuando llegaste no hiciste grandes cambios, pero el equipo cambió...
–Traté de ver varios partidos de Independiente en poco tiempo. A la divisional la conozco, más allá de que no sea conocido, conocía a la mayoría de los jugadores pero cuando los tenés en el día a día es otra cosa, sabía con qué plantel contaba, sus virtudes y defectos que podíamos tener.
–Uno de esos cambios fue que pusiste a Santiago Úbeda, que no había debutado...
–A Úbeda lo puse contra Quilmes y me basé en la opinión de los entrenadores del club que lo conocían de las inferiores.
–Otro de los cambios fue que le devolviste la titularidad a Sergio Rodríguez...
–Sabemos el temperamento que tiene, lo que significa para el grupo, siempre está empujando para adelante, que alienta a los compañeros, que cuando los tiene que retar lo hace y creíamos que era un jugador muy importante para esta etapa. Necesitábamos jugadores con este temperamento para esta etapa.
–Los jugadores marcan que vos les devolviste la confianza...
–Es lo más gratificante que te deja el fútbol, lo más importante es recibir el reconocimiento de los jugadores, es lo más lindo que tiene esto. Estoy muy agradecido a este grupo de jugadores, porque me defendieron adentro de la cancha y afuera.
–¿Cómo sigue el futuro?
–Tenemos una reunión con los dirigentes, pero lo importante es que Independiente se pudo salvar.
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