Argentino A - CIPOLLETTI

Cipo está para el diván

La pesadilla se extiende para Cipolletti. Tanto, que ayer en La Visera perdió su sexto partido al hilo y comenzó de la peor forma la reválida por no descender. Con Domingo Perilli otra vez sentado en el banco de los suplentes la historia no se modificó ni un ápice. Es más, el Albinegro perdió 3-1 con Rivadavia, fue un equipo sin alma, perdido, y hasta un par de jugadores en el entretiempos se tomaron a golpes de puños con unos barras que los insultaron. Lo adelantó Mingo apenas puso los pies en el estadio albinegro para comenzar a entrenar. "No llegamos para hacer milagros. De esta situación tienen que salir los jugadores". Pero el equipo se mostró nuevamente anodino, con escasa rebeldía, golpeado anímicamente. Ahora la historia se complica, y mucho, porque con esta caída de local (la tercera en fila) hay que pensar en sumar en Mar del Plata el próximo fin de semana, algo que suena a utopía teniendo en cuenta que no lo hizo en los últimos 10 partidos. Rivadavia no necesitó jugar el mejor partido del torneo para llevarse a Lincoln los tres puntos. Le bastó con estar parado bien en el fondo, aprovechar los errores ajenos y suministrarle balones a Esteban Ciaccheri, un delantero de esos que hacen siempre lo que demanda la jugada. Además, es el goleador del torneo. Cipolletti comenzó con dominio de juego y territorio. Tuvo poca profundidad porque no contó con un hombre de área y porque Matías Padilla siempre estuvo en otro partido. Así y todo, el ex Gimnasia de Concepción tuvo dos clarísimas que desperdició al definir mal, a los 14 y los 23. El albinegro manejaba bien la pelota con Berra y tenía en Cisneros a su hombre más peligroso. Pero en defensa se abrían fisuras y eso lo aprovechó el rival a los 24: jugada de izquierda a derecha, nadie salió a presionar y Matías Caro llegó desde atrás para definir. 0-1. El local quedó petrificado, sin reacción. Rivadavia paró dos líneas de cuatro hombres y eso le bastó. Y para colmo, a los 44 Chaccheri aprovechó las dudas del fondo rival para aumentar la diferencia. Y la sangría albinegra. Se terminó la calma. Hubo insultos y golpes entre jugadores y un par de barras. Cipolletti volvió de los vestuarios y a los 6 Gonzalo Gho disparó de lejos, un tiro sin pimienta que se iba afuera, pero que rebotó en Jara y terminó en el arco albinegro. Todo en contra. El juego y la fortuna. Perilli movió el banco y el sistema, Monolo Berra pasó a jugar de delantero y Cisneros achicó la diferencia a los 16 (hacía 516 minutos que el equipo no convertía). Pero este Cipolletti busca sin saber, intenta sin poder, se derrumba en la adversidad. "Dale carajo que estamos con vida", se le escuchó bramar a Mingo a los 24, con el partido 3-1 y mucho por jugar. Berra lo perdió a los 42, primero de zurda y después luchando con la cabeza. La visita ya había perdonado un par de veces. Y en La Visera la gente se iba, cabeza gacha, rezando por la permanencia.

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