Primera Nacional - AGROPECUARIO 1 - ALVARADO 1

Alvarado se trajo lo que merecía de su visita a Agropecuario

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El conjunto de Mauricio Giganti caía ante un rival que no había hechos méritos para estar en ventaja, pero buscó hasta el final y consiguió el empate 1 a 1 para cortar una racha negativa que parecía interminable en esa cancha.

Con un cabezazo goleador de Nicolás Ortiz (que después fue expulsado), Alvarado consiguió un importante empate ante Agropecuario en Carlos Casares, un reducto siempre complicado, donde había perdido las seis veces que lo había visitado. Fue 1 a 1 para el conjunto de Mauricio Giganti que demostró que le jugará de igual a igual a todos y en todos lados, más allá de cómo le termine saliendo. Lo perdía inmerecidamente y se trajo un merecido punto por la vía aérea, en la tercera fecha de la Zona A de la Primera Nacional.

Así como le pasó en San Juan, el "torito" estuvo a cinco minutos de volverse con las manos vacías sin merecerlo. No porque haya sido muy superior a su rival, pero sí por afrontar los partidos fuera de casa con la misma actitud que los de local, buscando ser protagonista, sin refugiarse cerca de su arco y sin temor al golpe por golpe. Pero a veces, el fútbol te da el premio y llegó esa igualdad que le permite subirse al colectivo con otro sabor, con un punto que vale mucho frente a un candidato a pelear por el ascenso y en una cancha donde se había ido cabizbajo las seis veces que la visitó.

De entrada, sorprendió Giganti con un cambio (Mansilla por Jaurena) que no modificó el esquema, le dio más compañía a Leyes en la recuperación pero siguió teniendo salida limpia. El juego estaba claro. Alvarado atacaba más por el centro y de ahí hacia las bandas, mientras que el local quería aprovechar la falta de mediocampistas externos y le hacían el 2-1 a los laterales. Por el lado de Bettini no pudieron pasar casi nunca, mientras que Monzón ganó y perdió. De todas formas, fue mejor lo defensivo porque obligaron a que el local abusara del remate de larga distancia sin puntería.

Los ataques de la visita fueron más a fondo, Sánchez tuvo un mano a mano que si tocaba adentro estaba Vadalá solo para empujar y buscó fulminar al primer palo a un Otarola que respondió con el pie. Lo más claro del local fue un desborde de Sicán por izquierda que Bieler punteó sin fuerza ni dirección y Lungarzo acompañó contra su caño derecho. Una situación parecida se vivió del otro lado, pero por derecha. Sánchez ganó, metió el centro a media altura y el anticipo de Belinetz no tuvo dirección. Antes del cierre, Bettini se animó, avanzó y antes de entrar al área metió un derechazo que pasó cerca.

El complemento parecía seguir de la misma manera, pero en una jugada aislada se abrió el marcador. Rambert la perdió sobre la izquierda y Agro cruzó toda la cancha, Marcioni recibió en el vértice del área y probó con un remate fuerte que parecía ir al cuerpo de Lungarzo se desvió y terminó en el fondo de la red. Un golpazo y apenas iban 8'. El "torito" no se desesperó, intentó continuar por el mismo camino y empezaron a llegar lo cambios. Jaurena y Bogado aportaron frescura y el extremo ganó varios córners por su sector que no eran bien ejecutados. Sánchez, el más peligroso, tuvo el empate tras un desborde del exVélez, pero no le bajaba nunca y cuando remató tenía encima al arquero que achicó de manera brillante.

Los minutos pasaban, Agropecuario esperaba alguna contra y Alvarado no tenía claridad en los últimos metros. Encima, lidiaba con un Córdoba que dejaba dudas en sus fallos cerca y lejos de las áreas. Todo el equipo marplatense pidió penal en una clara mano que el árbitro dejó seguir. Hasta que llegó otro córner. Lo tiró Bogado, al rastrón, y volvieron a mandarla al rincón. Giganti dio la orden de que cambiaran de ejecutante y Jaurena levantó un centro preciso, para que Nicolás Ortiz se elevara, ganara y cabeceara con más dirección que fuerza para clavarla contra el caño izquierdo de Otarola. Se hacía justicia.

El cierre fue sufrimiento. Agropecuario no tuvo ocasiones claras pero metió la pelota permanentemente en el área de Lungarzo. La expulsión del autor del empate también le dio dramatismo y el último centro en las manos del arquero significó el desahogo, cortar una racha, traer un punto que vale mucho y que era merecido.