Bianchi, parte de una defensa en ascenso, confía que Salta fue el lugar ideal para potenciarla. Una familia le pelea a la adversidad, disfruta de las buenas y le hace la vista gorda a los grises. En Atlético, los chicos de la cueva se conocen de memoria, son de distintos apellidos, nacieron en diferentes provincias, pero parece que se conocen de toda la vida. Como si fueran amigos de la infancia que pasaron por todo tipo de trance. La defensa, en especial la dupla de centrales, cuenta con un mismo ADN. Es la única pareja de las dos divisionales protagónicas del fútbol argentino que nunca fue modificada. Eso sucede por una razón tan clara como el agua: funcionamiento y efectividad, algo que intentarán repetir en 2014 empezando por el primero de los clásicos el domingo en el Monumental. Por eso, lo de Javier Malagueño y Bruno Bianchi es meritorio. Pasados dos partidos de pretemporada podría decirse que este dúo no sabe lo que es claudicar ante el bajo rendimiento. “Los amistosos son de preparación, y bueno, nosotros nos estamos poniendo a punto para lo que viene”, le baja el perfil a las dos victorias en Salta Bianchi, quizás el más habilidoso de los dos zagueros del fondo “decano”. “Por suerte el equipo mostró una buena imagen”. Bianchi habla del primer duelo, en este caso, el del 2 a 1 con Juventud Antoniana. Pero como sucede en deportes grupales, el nicoleño no busca la gloria personal ni se aferra a la altanería. Si su trabajo es bueno es porque los cuatro de atrás, llámese Cristian Lucchetti, Nicolás Romat y Franco Canever, más él mismo y Malagueño cumplen su trabajo. Para el central, la explicación es sencilla. “Más que nada, la idea del juego que pretendemos está entre nosotros y eso te simplifica las cosas”, opina Bruno, y le apunta al sacrificio de todo el grupo. “Simplificar las cosas aún cuando estás cansado te permite hacer las cosas bien”. Lo de simplificar encalla en complementarse uno a otro, si por esas casualidades de la vida un sector de la frontera albiceleste es superado. La defensa de Atlético tiene mística, y en Salta, sus integrantes la nutrieron de una nueva cuota de experiencia. “Tratamos de que no se pierda la mística, y gracias a Dios estamos haciendo los deberes bien. Ojalá empecemos el torneo de la mejor manera, como lo venimos haciendo en estos últimos seis meses”, dijo. Bianchi, literalmente, se puso la camiseta de Atlético por primera vez, el invierno pasado ante San Martín, en uno de los clásicos como los que se jugará el domingo. Su compinche de zaga lo hizo una semana después en el partido de vuelta y anotó un gol.