Muñiz perdió ante Centro Español en Tapiales y se quedó afuera del reducido, no pudiendo aprovechar
Mereció otro final. Este equipo, este cuerpo técnico, la gente (que hoy lamentablemente tuvo inconvenientes para llegar y entrar), todos, merecían que el final fuera diferente. Porque la chance de clasificación estuvo. Pero cuando Argentino de Rosario le empataba sobre la hora a Alem, Muñiz perdía 3-1 e iba rumbo a recibir el cuarto doloroso gol. Un resultado mentiroso, es verdad, pero muestra que el equipo se fue a jugar el todo por el todo por la victoria y, cuando te arriesgás y mandás todo en busca del gol, estás propenso al contragolpe rival, y Centro Español no por nada estaba en esa posición: Gonzalo Bravo y Jonathan Herrera se hicieron un festín y terminaron por derrumbar la ilusión de la gente quemera. El equipo se fue ovacionado, en un emotivo aplauso que duró minutos, mientras se retiraba acongojado por la dura derrota. La chance estuvo, pero no se pudo aprovechar. Una pena.
Se sabía que el único resultado que servía hoy era ganar. No había opción, era ganar y esperar que Alem no pueda con Argentino en Rosario. Todos lo sabían. Por eso el equipo arrancó con todo, y en la primera casi convirtió, porque de un lateral peinado por Fabián González, Centurión la empujó y la pelota dio en el travesaño, hasta que después el arquero Acosta pudo hacerse del balón.
El primer tiempo fue el típico partido definitorio, cerrado, duro. El que era más profundo era Muñiz, porque llegaba, pero fallaba en las puntadas finales. El que estuvo más cerca fue Costa Repetto, pero nunca pudo llegar a definir; otras veces se llegaba al fondo pero se resolvía mal.
Por el lado de Centro Español, fue bastante mediocre lo que hizo, se dedico a tirar pelotazos hacia arriba para sus delanteros, hacer tiempo, mucho tiempo y tratar de jugar así con los nervios del rival. Pero es verdad, a veces exasperaba la parsimonia del equipo visitante para sacar los laterales, los saques de arco, las faltas. Incluso se escuchó al arquero decir que hagan las cosas de manera lenta.
Párrafo aparte merece el mediocre rozando a vergonzoso arbitraje de Mariano Negrete. Nunca midió con la misma vara las faltas, ya al inicio en dos infracciones similares optó por amonestar al jugador de Muñiz y no al de Centro Español que había hecho una falta igual, incluso hubo una durísima entrada merecedora de roja del lateral izquierdo Montenegro, pero apenas sacó la amarilla. Parece que las órdenes eran claras sobre lo que debía pasar hoy.
A pesar del bombeo constante del árbitro, Muñiz hizo un buen papel en el primer tiempo. Centro Español prácticamente ni llegó con peligro en la primera mitad. Al Quemero, en tanto, le falto esa pizca de ese algo que se necesita para que la pelota termine adentro del arco.
El primer tiempo se iba con el empate en cero en Tapiales y sabiendo que en Rosario también igualaban Alem y Argentino, por lo que con la victoria se podía llegar a soñar con la clasificación al reducido. La chance estaba, había que aprovecharla.
Pero el segundo tiempo arrancaba con un baldazo de agua fría, porque apenas iban seis minutos cuando de un centro por derecha, el melenudo Barilaro metió un frentazo que fue abajo y sorprendió a todos y a un Paz que apenas pudo atinar a mover el pie para tapar la pelota, no pudo y el Gallego se ponía en ventaja.
Muñiz tenía que lucharla ahora para poder lograr la clasificación, incluso poco importaba ya la noticia de que Alem volvía a estar en ventaja en Rosario, y que ganar no alcanzaría, pero la obligación de ir al frente del quemero hacía que los jugadores fueran en busca del objetivo.
El empate llegó un par de minutos después, de pelota parada. Centro adentro de Cabello, golpe de cabeza del pibe Lucas González (que después tuvo que retirarse porque le dieron una murra que Negrete se hizo el otro y ni tarjeta sacó) al otro palo dejó en el camino al arquero que sólo pudo mirar cómo la pelota se le metía. Muñiz empataba y el alma les volvía al cuerpo a los hinchas que pudieron acercarse a Tapiales.
Luego el partido fue un sufrimiento. El equipo luchó y luchó y chances tuvo. No la pudo meter. Una clara fue un centro al área que Centurión conectó al medio pero el arquero se anticipó y la atrapó antes de que se la empujaran. En otra, fue Costa Repetto el que se escapó y disparó entrando al área, pero la pelota se le fue demasiado arriba.
El final se acercaba y Muñiz seguía sin poder dar el golpe de gracia. En el último cambio, se retiró sentido el Piojo Páez para que ingresara Iluminatti, y ya con Topacio y Núñez en cancha, la consigna era clarita, ir arriba a buscar la victoria. Nunca había estado tan cerca de quedarse con los tres puntos en esos instantes.
Pero eso fue un arma de doble filo. Tres contragolpes necesitó Centro Español para convertir tres goles, en apenas cinco minutos. Y todos casi calcados. Los delanteros se escaparon mano a mano y terminaron convirtiendo, ya sea cruzando el disparo o de rebote. Tres estocadas de Gonzalo Bravo al corazón de los hinchas de Muñiz, terminaron con la ilusión y dibujaron un resultado que, a las claras, no mostraba lo visto en la cancha.
Poco importaba que Argentino de Rosario lograra el agónico empate sobre la hora ante Alem con dos jugadores menos. En otra circunstancia, hubiera sido un milagro festejado por todo Muñiz. Pero el triste desenlace del partido del Rayo hizo que ya nada importara. El pitazo final llegaba después del cuarto gol.
Una ovación bajó de la gente que ocupaba la platea del estadio de Lugano (único lugar ocupado por los hinchas) a los jugadores, que primero levantaron los brazos para saludar y después se fueron cabizbajos. Sin embargo, la gente les pidió que se acercaran para seguir recibiendo el cálido y emotivo aplauso que este plantel y cuerpo técnico merecía por la gran campaña realizada, algo que hacía muchísimos años no pasaba.
Merecía otro final. Estuvo todo dado. Pero lamentablemente no se pudo. Para el recuerdo quedará este gran torneo del Rayo Rojo, donde rompió muchas rachas, le jugó de igual a igual a los animadores, ganó partidos importantes y eso a lo que estaba mal acostumbrado el hincha, que es pensar sólo en la permanencia, lo echó al olvido. De todas maneras, si el objetivo era la permanencia, en un principio, se logró con creces. Pero seguramente quedará el sabor agrio de que se hubiera podido luchar por el ascenso en el reducido.
Una lástima. Sólo resta agradecer a este cuerpo técnico y estos jugadores que, contra viento y marea, la lucharon y le regalaron al hincha de Muñiz un campeonato que seguramente quedará en la memoria y lo acostumbró al gustito de pelear por algo más que sólo la permanencia.
¿Habrá una revancha para estos jugadores y DT? Sólo el tiempo lo dirá.
SINTESIS
DEPORTIVO MUÑIZ 1: Claudio PAZ; Hernán CARDOZO, Javier PÁEZ, Fabián GONZÁLEZ y Sebastián CENTURIÓN; Emilio CARRANZA, Fabián CABELLO y Lucas GONZÁLEZ; Gabriel JARA; Jonathan MOLINA y Patricio COSTA REPETTO. DT: Diego GALEANO.
SUPLENTES: LIEVA, GIMÉNEZ, SÁNCHEZ y ARGAÑARAZ.
CENTRO ESPAÑOL 4: Alejandro ACOSTA; Jonatan MONTANAR, Walter AGUAYO, Nicolas GOZDZ, Maximiliano MONTENEGRO; Rodrigo VELIZ, Francisco BARILARO, Néstor BERSIA, Ezequiel SÁNCHEZ; Gonzalo BRAVO y Jonathan HERRERA. DT: Marco FIGUEROA.
SUPLENTES: LEPEZ, PÁEZ, ROBLES, CONTRERA y JUÁREZ.
GOLES: ST 6′ BARILARO (CE), ST 11′ L. GONZÁLEZ (DM), ST 43′ y ST 45′ BRAVO (CE) y ST 47′ BARRIOS (CE).
CAMBIOS: ST Brian NÚÑEZ por CARRANZA (DM), ST 19′ Juan TOPACIO por L. GONZÁLEZ (DM), ST 28′ Gastón ILUMINATTI por PÁEZ (DM), ST 46′ Sebastián BARRIOS por VÉLIZ y ST 48′ Julio GÓMEZ por BERSIA.
AMONESTADOS: L. GONZÁLEZ, PÁEZ y CARRANZA (DM); MONTANAR, MONTENEGRO y VÉLIZ (CE).
EXPULSADOS: no hubo.
ÁRBITRO: Mariano NEGRETE (muy mal)
ESTADIO: José María MORAÑO (local Muñiz)