Comenzó perdiendo cuando un remate de Lucas Ferreiro (no lo gritó) se desvió y descolocó a Griffo. Pero Germán Rivero puso el 1 a 1. El Canario terminó con un jugador menos.
¿Sirve? Pregunta compleja para los hinchas canarios. Pregunta que genera debates y algunos muy encendidos. Por ahora la pregunta sigue teniendo suspenso. Siempre es importante no perder en condición de visitante. Aún cuando el promedio no se infle y parezca un número impiadoso, cruel. Pero ninguna conclusión tiene valor si no se la contextualiza. En otras palabras, el empate obtenido frente a Dálmine es sumamente valioso si se tiene en cuenta que el partido siempre estuvo en peligro y cuesta arriba. Más aún en el segundo tiempo, cuando el Canario se quedó con un jugador menos y sufrió durante muchos minutos. Otro dato esperanzador: Almagro –próximo rival del Canario- le ganó a Defensores de Belgrano, el rival directo de Flandria en los promedios.
El primer tiempo transitó entre las emociones y el aburrimiento. El inicio fue prometedor, sobre todo para el Canario, que en la primera jugada generó un acercamiento que sorprendió a todo Campana. Pero el vértigo del inicio fue decayendo y ambos se encargaron de tomar muchas precauciones para no pasar momentos de zozobra. El Canario viajó decidido a no perder, algo comprensible para un equipo golpeado, agobiado por el descenso y en condición de visitante. Para eso pobló de gente el medio campo y dejó algo aislado al único delantero: Bielkiewicz.
Ambos equipos tuvieron chances. Flandria estuvo muy cerca cuando Agustín Gómez –una de las figuras del encuentro- tapó en dos ocasiones los disparos de Rivero primero y Sanfilippo después. Pero sobre el final llegó la apertura de Dálmine casi de casualidad cuando un disparo de Lucas Ferreiro se desvió y dejó sin reacción a Griffo. Es más, dos minutos después el Canario se pudo haber ido al descanso con una desventaja desmedida cuando el arquero canario mandó al córner un remate a quemarropa de Salvatierra.
A los 9 minutos del segundo tiempo llegó algo que por el trámite del partido resultó un poco inesperado. Una gran jugada de Castagno por izquierda que terminó en un centro encontró a Germán "Polaco" Rivero –de buen partido- libre de marcas y éste lo aprovechó. El empate le quedaba mejor al partido.
A partir de allí Flandria fue retrocediendo territorialmente y pareció sentirse cómodo en el papel de contragolpeador. Además, en su afán ofensivo, Dálmine asumía riesgos marcando en línea que el Canario empezaba a saborear. El juego estaba abierto. Ambos sentían que lo podían ganar, cada uno con estilos diferentes.
La expulsión de Williams Rivero le puso más dramatismo. A esa altura (faltaban 15 minutos para el final), el Canario firmaba el empate. Por momentos la presión de Dálmine era tan insistente que parecía difícil de soportar. Pero defensivamente el Canario dejó algo más que la transpiración. Y si hubiese tenido un poco de suerte (si es que existe en este deporte) se pudo haber vuelto a Jáuregui con un apetitoso triunfo. Es que Agustín Gómez, sobre el final, le desvió con una sola mano un remate a Lobianco que tenía destino de red. Ahora se viene Almagro.