En el inicio de la fase Repechaje, el Deportivo Maipú volvió a decepcionar. Lejos de su nivel, volvió a jugar mal y Gimnasia y Tiro de Salta le perdonó la vida. Lo único positivo: no perdió.
¿Qué te pasa Cruzado? ¿Por qué te cuesta tanto hilvanar tres pases seguidos? ¿Perdiste el rumbo? ¿No encontrás la brújula? ¿Adónde quedó ese equipo demoledor que se hacía imbatible jugando de local?
No hay caso. No hay respuestas. El Deportivo Maipú volvió a decepcionar y estuvo muy lejos se su nivel. Gimnasia y Tiro de Salta le perdonó la vida y cuando estaba para el cachetazo, la goleada en contra, el Cruzado encontró un penal a favor y Sebastián Coria igualó la historia.
Será lo único positivo que podrá rescatar su entrenador Pablo Cuello, que a pesar de su flojo rendimiento colectivo, el Cruzado no perdió y el punto acumulado vale oro.
Gimnasia y Tiro con cuatro hombres en el mediocampo le arrebató el balón a un equipo Botellero que volvió a mostrar una inmensa anemia futbolística. Es un equipo totalmente predecible, que no tiene explosión ni sorpresa, y que el pelotazo se convierte en su única herramienta de juego.
Más allá del bajo rendimiento en general del equipo, Maipú sufre y mucho con los arbitrajes. Cuando tenía un penal a favor, el juez Gallo expulsó a Víctor Benítez porque el colegiado interpretó que el polifuncional volante había simulado.
A partir de ese momento el Cruzado fue totalmente superado por su rival, elenco que le generó innumerables situaciones de peligro. Primero fue el palo, después Bonacci y luego, tres definiciones defectuosas de Zárate y Héctor López no permitieron sellar la historia.
El Cruzado, herido en su ego, fue más por inercia que por juego y logró el empate desde los doce pasos. Punto que resta y mucho en lo futbolístico, pero punto que suma y mucho desde lo actitudinal.