El Deportivo Maipú lleva siete partidos sin ganar (cuatro empates y tres derrotas). Además, el rendimiento del equipo es preocupante.
El Deportivo Maipú entró en una crisis de la que le cuesta salir. Con el empate del domingo ante Gimnasia y Tiro de Salta, sumó siete partidos sin poder festejar un triunfo.
Esto provocó que quedara afuera del Nonagonal y que tuviera que jugar la Fase Repechaje, donde tendrá que comenzar a sumar si no comenzará a sufrir con el descenso (descienden los últimos de cada zona).
Esta mala racha también provocó la salida de Carlos Sperdutti, tras una década en el banco del Cruzado, y la llegada de Pablo Cuello, quien tuvo muy poco tiempo para tratar de imponer su estilo de juego.
El arranque de esta temporada estuvo marcada un Deportivo Maipú que se armó para saldar la deuda que le quedó de la temporada anterior, cuando quedó eliminado a manos de Santamarina en la semifinal. Para eso sumó jugadores de experiencia y a jóvenes que le podían dar un recambio interesante.
Pero diferentes circunstancias hicieron que esos jugadores dejaran el club y que ese plantel comenzara a desmantelarse.
Las llegadas de Gonzalo Parisi y Juan Paulo Suraci trataron de disimular la salida de Lucas Gamba, pero no hay caso y las cosas cuestan el doble.
Hoy el Cruzado parece haber perdido su Norte, le cuesta hacerse fuerte de local, justo uno de los puntos que lo hizo ser candidato durante años.
Llegó el momento que los jugadores que se quedaron pongan paños fríos a la situación, consolidarse de nuevo en su cancha y salir a jugar a muerte todos los partidos que vienen para no tener que sufrir.