La trama es confusa y hay varios actores de reparto. Todo empezó hace poco tiempo atrás cuando Agustín Sanfilippo acordó de palabra su vínculo con Maipú y viajó a Mendoza para estampar su firma en la Liga. Todo hasta acá obedecía a una rutina normal.
¿Cuándo se rompe la armonía? Cuando sale a la luz que a Sanfilippo le queda aún un año de contrato con Flandria y que el club metropolitano había decidido ponerle un costo al préstamo del delantero.
Y allí, para completar el desbarajuste, irrumpe en escena Gimnasia, quien se suma al interés por anotar a un futbolista surgido justamente en las inferiores del Mensana. Listo, poné los fideos.
"La firma está en Maipú, alguien tiene que hacerse cargo de daños y perjuicios. Es una estafa lo que le está haciendo y vamos a iniciar acciones contra el jugador, vamos a ir hasta Agremiados si es necesario", disparó Omar Sperdutti dejando en claro que no se la va a hacer fácil al delantero, quien también dio su versión de los hechos: "yo arreglé con Maipú, en primera instancia, de palabra. Flandria quiere darme a préstamo pero pretende plata. Maipú le ofreció pagárselo en cuotas y Gimnasia hizo una oferta contado".
Pasando en limpio: Sanfilippo firmó en la Liga para Maipú, con el que tiene además un compromiso de palabra. Pero el Cruzado no acuerda la forma de pago del préstamo con Flandria, club que ya habría aceptado una oferta de Gimnasia para ceder al jugador con cargo.
El Lobo puso a disposición plata fresca y no cheques, como habría hecho el Cruzado, por lo que los del Parque correrían con ventaja para quedarse con Sanfilippo.
Esta sería la explicación de la que se desprende inmediatamente un interrogante: ¿por qué se le permitió firmar en la Liga a Sanfilippo para Maipú sin el consentimiento de Flandria? ¿cuáles fueron los controles o los recaudos que fallaron? ¿Puede algún órgano sancionar al futbolista o a un club por esta irregularidad? Se vienen horas clave en la definición del Sanfilippo Gate.
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