Con la llegada de Iván Delfino el Santo cambió su intención de juego. Ahora pretende buscar todo el tiempo la valla adversaria. Debe mejorar en algunas cuestiones, pero la propuesta es de un equipo que quiere ser protagonista. Los próximos días serán claves, para que los dirigentes puedan traer futbolistas que le den opciones al entrenador.
Ya pasaron varios meses desde la última vez que Patronato se había parado en un campo de juego visitante a jugar de igual a igual, pensando todo el tiempo en poder poner el resultado a su favor.
El sábado, en el debut de Iván Delfino como entrenador, el síntoma mostrado por el equipo es ese, el de un conjunto con intenciones importantes, que quiere ser protagonista.
El resultado le quedó chico al esfuerzo realizado por el elenco de
barrio Villa Sarmiento, que fue siempre el que intentó, más allá de un segundo tiempo donde no pudo jugar de la manera esperada.
Ir por afuera, dándole vuelo ofensivo a los laterales y con volantes de buen píe que todo el tiempo buscaron el juego asociado, con dos delanteros que se movieron todo el tiempo, fue el libreto principal a la hora de atacar. Por momentos salió y ahí apareció la mejor versión.
Sin dudas que el mayor detalle de la jornada en el Islas Malvinas fue la falta de efectividad. Un par de tiros en los palos, un arquero local que intervino de manera crucial en dos situaciones que tenían destino de red, fueron parte de las claves para que solo llegue un punto a la capital entrerriana.
Después quedó el sabor amargo de no poder detener al rival que cabeceó en soledad en la pelota parada. All Boys mostraba que esa era su única herramienta para llevar peligro cerca de Sebastián Bértoli y los entrerrianos venían resistiendo bien en ese tipo de situaciones, defendiendo firme y con concentración. Un centro enviado al lugar esperado, Carlos Quintana (de buen partido) que queda a mitad de camino y Maximiliano Pellegrino cabeceando como indican los manuales.
Una jugada perfecta para el rival y el arrebato de dos puntos que parecían venirse en el micro que trasladó al plantel a Buenos Aires.
En el repaso línea por línea el Santo aprobó. Bértoli no tuvo nada que hacer en el tanto del Albo, después siempre acertó en sus elecciones.
Los cuatro del fondo fueron sólidos, estuvieron finos en varias situaciones y les quedó la mancha del gol de All Boys, que les arruinó una muy buena jornada.
En le mediocampo los niveles fueron dispares, Marcelo Guzmán correcto, fue el encargado de darle equilibrio al equipo. El Chelo jugó en su puesto, de cinco, aguantó de manera ordenada, desactivando esa versión instalada tiempo atrás por un DT caprichoso, de que era un futbolista que no tenía orden. Quien compartió el medio con el no aguantó los 90' al mismo ritmo, pero tuvo momentos importantes, de lucidez, donde rompió línea con pases picantes y dejó a compañeros en situación de gol.
Los volantes laterales se mostraron bien con la pelota, pero Orfano estuvo más participativo, la pelota estuvo mucho más tiempo por su sector.
En el ataque parece haber variantes. Leo Acosta apunta a ser importante, gambeteó mucho, se sacó gente de encima todo el tiempo, rápido y sin algunas cosas del pasado, no estuvo tanto en el piso exagerando faltas.
Diego Jara no desentonó y Matías Quiroga apareció con ganas, jugando como debe hacerlo, sin la obligación de tener que correr al cinco rival hasta el campo propio. El Flaco arriba, pensando en atacar, será muy importante.
El Negro puede tener un gran año si potencia sus virtudes y corrige las falencias. No es fácil, pero se puede. La cabeza del equipo cambió y será más fácil sacar puntos pensando en convertir, que cuidando el cero en el arco propio, intentado ganar por accidente, gracias a un error del rival.
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