El resultado futbolístico de ayer fue, es y será anecdótico: haber estado perdiendo 2 a 1 contra Cipolletti en el mismo Serpentario, pero hay que detenerse y mirar para atrás. El paso de tres presidentes distintos (Ricardo Salvá, Carlos Lanusse y Pedro Ponte) y la contratación de siete técnicos en dos años como fueron los casos de Marcelo Bonetto, Ricardo Dillon, Héctor Arzubialde -todos ellos en la B Nacional- Andrés Villafañe, Edgardo Herrera, Osvaldo Ingrao y Luis Recúpero -éstos en el Argentino A-, marcaron el peor desenlace para el Víbora. El descenso se comenzó a concretar cuando Sportivo empezó perdiendo con el gol del buen delantero Germán Alecha en el complemento, peor encima porque Brown de Madryn le estaba ganando a Unión de Mar del Plata. En ese momento se metieron un par de hinchas, el partido estuvo parado por 6 minutos y se reanudó. Llegó el empate de los marplatenses y Sportivo siguió buscando, hasta que con un cabezazo de Sebastián Sánchez, el Víbora lo empató, pero seguía descendiendo, más aún cuando Alecha marcó otro golazo desde afuera del área. Cuando el reloj marcaba 40 minutos del complemento, se volvieron a meter unos cincuenta hinchas y ahí el árbitro decidió suspender el partido, justo en ese momento llegaba el gol de Unión, por lo que si el partido continuaba y Sportivo tenía la suerte de darlo vuelta, estaríamos hablando de otra cosa. Lamentablemente el partido no continuó por culpa de esos “hinchas” y Desamparados descendió al Argentino B. Cuando la pasión nubla a la razón Cuando Desamparados todavía tenía chances de poder dar vuelta la historia, los hinchas pertenecientes a la barra brava del Puyutano decidieron lo contrario. No entendieron en ese momento que aún había posibilidades, porque en Mar del Plata Unión le estaba ganando a Brown de Madryn. Pero la pasión es así, a veces te enceguece y te hace cometer errores que a la larga o a la corta te hacen darte cuenta de la macana que te mandaste. Pero los hinchas que se metieron a la cancha, no sólo entraron con el objetivo de suspender el juego, sino de obtener un premio, una camiseta o un pantalón. Desafortunadamente parece que eso es lo que más les importa y no que se haya perdido la categoría.
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Desamparados
Juan