El DT se encuentra en la cuerda floja y está obligado a cambiar la pobre imagen de Juventud Antoniana tras una nueva derrota, ante Concepción.
La última carta para su continuidad se la jugará J. J. López cuando JUVENTUD ANTONIANA enfrente a Altos Hornos Zapla por la novena fecha del torneo Federal A. Pero el partido del santo, por la fecha libre, con los jujeños, debe esperar. Un oxígeno necesario para calmar tanta presión y que oprime al entrenador por los resultados adversos ante la falta de juego que mostró el equipo contra Concepción FC.
La presentación de los antonianos frente al merengue palpaleño se producirá el miércoles 26 de octubre en el estadio Padre Martearena, desde las 22 y aparece como una fecha clave para el cuestionado entrenador porque no se divisa la "reacción" que el mismo pregonó cuando amagó con dejar el puesto después de la goleada frente a San Jorge de Tucumán por 6 a 3, en el Martearena.
El traspié en manos de Concepción FC (1-0) el domingo, en Tucumán, causó el descontento generalizado entre los "fanas" antonianos, que rápidamente pidieron la cabeza del técnico.
Pero desde el lado de la dirigencia se buscó mantener la calma ante una situación acuciante, más aún porque quedó afuera del grupo de aquellos que aspiran seguir en carrera al finalizar esta instancia de la competencia.
Juventud apenas sumó un punto de los 12 que estuvieron en juego en los últimos cuatro partidos que disputó. Los números hablan por si solos y en esta debacle, J. J. López no supo como corregir los desaciertos en el juego colectivo. El DT, en el instante que puso en marcha el segundo ciclo al frente del plantel del club de la Lerma contó con todos los elementos a favor. Mantuvo la base, llegaron los jugadores que pidió y hasta recibió el respaldo dirigencial para trasladar al plantel a cumplir con la pretemporada en Alta Gracia, Córdoba, con la finalidad de organizar un trabajo a tono de mejorar lo que había conseguido en el primer semestre del año, cuando clasificó a la instancia semifinal.
Esos seis puntos que Juventud sumó en las dos primeras fechas del torneo encendió la ilusión del hincha y resultó un signo positivo. Luego se intentó capear el temporal que se veía venir con el empate que se logró en el clásico con Gimnasia y Tiro (2-2), pero otra vez volvió a caminar por la cornisa el domingo pasado en Tucumán. Y cuanto tiene que ver el efecto por los cambios que introdujo J. J. López, hasta aquí. Entre los jugadores inamovibles están el arquero Pablo Lencina, hubo movimientos por lesiones o suspensiones en la zona defensiva, donde sobresalió el trabajo de César More; mientras que en el mediocampo, Carlos Medina (muy lejos de su nivel) jugó todos los partidos; la dupla de ataque (Ibañez y Balvorín) respondieron con goles y se mantienen como los titulares indiscutidos.
Eso si, la apuesta por los juveniles caso Tomas Assennato y Diago Giménez y la promoción de otros valores, es una materia pendiente y por los que el hincha reclaman a gritos. La responsabilidad también pasa por este conglomerado de jugadores que se encuentra a las órdenes de un entrenador obligado a trasmitir confianza desde los más elemental para salir a flote. Qué se torna complicado, es trabajo del técnico porque además el grupo internamente cuando se llega a este extremo comienza a resquebrajarse, a dividirse y habrá que unirlo otra vez. En fin, de aquí hasta Zapla la palabra final la tendrá J. J. López, quien en ese partido pondrá en juego su futuro, para que la gente vuelva a creer en este equipo, en caso contrario llegará el cambio del técnico.
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