Vaivenes. El Rojo empezó el año con un gran torneo de transición, pero en la segunda mitad se habló sólo de salvar la categoría.
Balance atípico para Independiente de Neuquén en el 2016. La estabilidad que supo forjar desde su llegada al Federal A en 2014 se vio interrumpida en la segunda parte de este año y su estructura tambaleó. Arrancó el primer semestre con un gran torneo de transición en el que alcanzó los octavos de final siendo el equipo regional que más lejos llegó en aquel certamen y así –con Gustavo Coronel como entrenador– completó su mejor campaña histórica.
Un equipo que le compitió de igual a igual a los más fuertes de la categoría y que estuvo a sólo un gol de pasar a cuartos en el partido de vuelta ante Libertad de Sunchales. Sin duda un torneo que quedará grabado en la memoria del hincha.
Pese a todo esto, la segunda mitad del 2016 no estuvo ni cerca de ser lo que fue la primera. Desde el vamos la dirigencia amagó con darse de baja del torneo por problemas económicos y prescindió de los servicios de Coronel como entrenador. Con Gerardo Solana como su reemplazante y con bajas sensibles respecto del plantel anterior -Teijo y Sarraute principalmente- tuvo un comienzo de certamen para el olvido. El Chiqui dejó de ser el DT luego de diez partidos en los que solo consiguió una sola victoria (dos empates y siete derrotas), en lo que fue el peor arranca del equipo desde que está en la categoría. Como consecuencia, Diego Trotta (DT de la primera local) tomó el mando de forma interina, pero no pudo cambiarle la cara a un equipo que, si bien mostró mejorías, cosechó dos derrotas en igual cantidad de partidos.
Octavos: de final alcanzó el Rojo en el torneo de transición de la primera parte del año.
Con este panorama desembarcó Diego Landeiro en el predio de la calle Chocón. El ex Deportivo Roca consiguió darle el tan necesitado cambio de timón a un plantel anímicamente desahuciado y empezaron a caer las victorias. En cuatro partidos el Coco sacó siete puntos y sólo perdió en la última fecha ante Cipolletti por la mínima diferencia. Así, el Rojo se despegó un poco del fondo de la tabla y le permitió llegar a la reválida con una diferencia estrecha de puntos respecto a sus competidores inmediatos.
Ahora tendrá un inicio del 2017 clave con el objetivo claro de mantener la categoría. Seguramente con algunos nombres nuevos en su plantel, Landeiro intentará seguir en la buena senda, salvar al Rojo y ganarse un lugar preciado en el corazón del hincha albirrojo.
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