La salida de Botella descomprimió y el albo ganó en Misiones por primera vez en su historia. El flamante DT trabajará hoy por primera vez con plantel completo.
En el ambiente de un sospechado, contaminado y enrarecido fútbol argentino, en el que la suspicacia, la desconfianza y el recelo suelen ser moneda corriente, suele hablarse con liviandad de supuestas "camas" de jugadores a sus entrenadores (léase, no hacer la suficiente fuerza en sus equipos para perjudicar la estabilidad de un director técnico en su cargo). Esta sospecha en la mayoría de los casos suele ser infundada y no está sujeta a pruebas fehacientes, sí a especulaciones, ya que resultaría muy injusto aseverar presunciones, mucho más aún cuando se pone en foco el profesionalismo de los actores.
Y sería más injusto aún porque en el fútbol es precisamente el jugador el que jamás quiere perder y el que más prestigio individual se juega, más allá de la camiseta que represente.
Lo que sí es cierto es que la renuncia de Duilio Botella en el albo descomprimió el grupo, aflojó tensiones y abrió la puerta a un cambio de aire, aún antes de la asunción de Víctor Riggio y con Daniel Ramasco a cargo del plantel, en forma interina, en el triunfo de carácter histórico del millonario en Misiones ante Crucero del Norte el pasado miércoles.
El estratega tandilense supo mostrar su oficio y su capacidad como DT en atmósferas más cómodas y con libertad para armar un plantel capaz de pelear cosas importantes, como lo hizo en Santamarina de Tandil. Sin embargo, en Gimnasia demostró debilidad ante el cúmulo de adversidades (la imposibilidad de armar su plantel, el partido con Boca en medio de la pretemporada, las lesiones) y esto lo dejó desorientado, desbordado y sin respuestas, transmitiendo sus inseguridades a un plantel que ya no estaba cómodo con él, a tal punto que algunos jugadores se sentían desvalorizados.
Su salida fue una bocanada de oxígeno en el enclaustramiento de una conducción débil y la victoria en la tierra colorada fue el envión de confianza necesaria para un grupo que en poco tiempo deberá absorber otro libreto, otra política y otras metodologías con un DT como Riggio, que no dudó en tomar por tercera vez a Gimnasia, lo que hace presumir que no duda de sus recursos humanos y de la potencialidad colectiva que puede adquirir el plantel.
Lo cierto es que hoy se sumarán los que jugaron en Garupá, el Tano Riggio trabajará por primera vez con plantel completo e intentará imprimir su sello a un grupo golpeado, que de a poco comienza a revitalizarse.
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