Al charrúa le conviene jugar de visitante. Al menos eso puede deducirse por el 1-1 de ayer ante San
Al charrúa le conviene jugar de visitante. Al menos eso puede deducirse por el 1-1 de ayer ante San Telmo y al repasar los anteriores cinco partidos en Tablada, de los que empató 4 y perdió otro. ¿Por qué? La sensación es que su juego se adapta mejor a cuando los rivales no lo esperan tanto, como pasa en Rosario. Y en partidos clave, cuyo resultado es importante en esa dura pelea que es la permanencia en la categoría durante la primera temporada, todo cuesta el doble porque hay demasiado en juego. Sólo por eso no fue mala la igualdad ante el candombero.
Ni hablar si se tiene en cuenta que Central Córdoba se encontró perdiendo a los 2. De entrada, como si estuviera dormido, recibió el cachetazo del gol de Rodolfo Viotti, quien quedó mano a mano con Leguizamón, tras una buena habilitación de Zuleta, y definió exigido por el arquero pero la pelota logró escabullirse y entró como pidiendo permiso junto al palo derecho.
La reacción es una virtud. Y el charrúa la mostró. Un minuto le costó empatar. Con un tiro libre preparado, una fórmula que ya le dio resultado en otros partidos, estableció el 1 a 1: le dio De Bruno y la peinó Federico Villar en el centro del área.
En tres minutos el 1 a 1 presagió un partido electrizante. Pero de a poco el ritmo se tranquilizó. Como si se hubiesen asustado los dos equipos. Como entendiendo que no debían arriesgar demasiado. Y, sobre todo, porque a la visita no le caía mal asegurarse un punto.
Córdoba quería más. Sin embargo, todo dependió demasiado de que la pelota pasara por los pies de De Bruno. Pasó en el gol; se notó en el pase que le metió a Guruceaga a los 11’ para que el lateral-volante la enviara al área envenenada, la que despejó De la Vega casi clavándola en su arco. Y aquella del inicio de la parte final en la que Nico la pusiera en la cabeza de Alvarez, quien la conectó débil, fácil para el arquero.
San Telmo sólo había tenido una en la etapa inicial, a los 23, cuando Leguizamón le tapó con el pie un mano a mano a Daolio.
Esa jugada fue la última en la que pasó susto la defensa local. Y si bien el charrúa no creó demasiado más, tuvo tres chances: dos de Lazo, a los 61’ desde la medialuna y a los 63 bajando un centro de Villagra pero tirándola alta. Y la última con un cabezazo de Salinas a un metro del palo izquierdo (88).
Muy poco por cierto. Por eso la sensación que dejó el empate no es positiva para los charrúas, ni para los hinchas que reclaman más sin entender que el primer año de regreso a la B no es sencillo, ni para estos jugadores que intentan ir a más pero se encuentran con rivales duros en partidos de desarrollo muy parejos.
Sí es positivo que el charrúa siga sumando. Aunque un punto parezca poco, para el promedio no es malo.