Todo debut genera un mundo de sensaciones. Demostrar y demostrarse que uno está a la altura de las circunstancias es un desafío que, si se alcanza, llena el alma. A veces, el debut se da en una situación normal, mientras que en otras, como hoy, hay mucho en juego y la misión se hace cuesta arriba. Arnaldo Sialle dirigirá su primer partido como DT de San Martín en Misiones, ante el puntero y en un momento donde cada punto resulta un oasis en medio del desierto para su equipo. Es que el “santo” no puede salir a ver qué pasa. Debe mostrar credenciales de candidato, con todo lo que ello implica.
“Hay que ganar para generar confianza”, dijo “Cacho” en su presentación. Claro, sacar adelante un partido chivo puede resultar el plus necesario en los últimos metros antes de llegar al purgatorio.
Cuatro partidos es la brecha que separa a San Martín del cielo o del infierno. No hay medias tintas. “Depende de nosotros”, levanta la mano Diego Pave para que nadie se olvide de su equipo. Y algo de razón tiene. Si bien hoy por hoy, el equipo está fuera de top cuatro, en un torneo tan irregular, una rachita favorable puede enderezar la nave sin problemas.
En Bolívar y Pellegrini sabían desde un principio que la primera etapa era lo más complicado. Meterse entre los nueve equipos que lucharán por un sitio en el paraíso es durísimo. De ahí en adelante, el cielo puede despejarse; más aún como viene la mano. “Hay que apostar todo a la clasificación; después arranca otro torneo. Además, si metemos las victorias que necesitamos para lograr esa meta, llegaremos con un envión bárbaro y todo cambiará”, avisa “Mostro”.
La llegada de Sialle puede traer nuevos bríos. El momento del equipo lo pide a gritos y a eso apuntaron todos en La Ciudadela. “Es un técnico ganador y que conoce la categoría. Tiene mucho para darnos, sólo queda adaptarse rápido a lo que viene”, sostiene Fabricio Lenci.
Adaptarse rápido, dice el punta. Claro, no hay tiempo que perder. Una equivocación, una distracción se paga con sangre y nadie quiere ni siquiera mencionarlo. “Hay que ganar para poder generar otra confianza. De ahora en más, tenemos que hacerles sentir a los rivales que juegan contra San Martín, el equipo más grande de la categoría”, explica Lenci, que quiere desahogarse de una vez por todas. “Estoy muy ansioso. Igualmente, prefiero que el equipo gane y clasifique. Eso ante todo; sé que mi gol va a llegar”, confiesa.
Sialle aclaró que es difícil que su impronta se vea en Misiones. Pero no perdió el tiempo, ni bien llegó se puso manos a la obra para corregir imperfecciones, pulir detalles y dejar la máquina lo mejor posible de cara a la recta final. “Quiero un equipo ordenado y con temple, que se lleve por delante a los rivales”, fue su mensaje público y puertas adentro. Y Martín Seri cree que pueden concederle los deseos a su DT. “Ya demostramos carácter. Cuando llegó Juan (Amador Sánchez) también estábamos mal y el equipo salió a flote. Lo ideal sería no llegar a estas situaciones límites, pero estamos capacitados para revertir este presente”, sentencia.
El debut de Sialle es a todo o nada, fiel a la historia de San Martín. Parece que sufriendo el logro obtiene otro sabor, sino no se explica ese curioso condimento que tuvieron todas sus campañas heroicas.
