El entrenamiento matutino había finalizado hacía poco más de 15 minutos, y Arnaldo Sialle seguía pensando en cómo podía darle forma al rompecabezas, de cara a un duelo clave. “Cacho” probó y probó durante la práctica a puertas cerradas. Pensó y estudió cada detalle pero claro, sin un volante central natural en el plantel la tarea no le resulta sencilla.
En el playón los periodistas esperan novedades. El equipo que para visitar a Santamarina es una cataratas de interrogantes. Pero Augusto Max sale del vestuario y ante la consulta sobre el estado de su rodilla luego del golpe contra Jorge Serrano en el final del duelo contra Juventud Unida, lanza una frase que sacude los cimientos de La Ciudadela: “Estoy bien, mucho mejor; quiero jugar el lunes”, dice “Jefecito” y el tiempo parece detenerse.
Un rato antes, en su laboratorio, Sialle había aceitado la dupla Martín Seri- Bruno Lescano para intentar coparle la mitad de cancha a Santamarina. El DT sabe que es un duelo trascendental, por eso ensaya variantes para poder reemplazar a sus soldados caídos. Pero Augusto pide cautela, tranquilidad, un poco de paciencia. “Soy de los que piensan que uno debe estar siempre; más en este tipo de partidos donde hay muchas cosas en juego”, explica el volante que asustó a todos el miércoles pero que ya está al pie del cañón. “Estuve haciendo trabajos físicos para comprometer la rodilla y me sentí bien. Tengo algo de dolor pero es propio del golpe; yo quiero jugar”, repite.
En Bolívar y Pellegrini saben en Tandil deben sumar de a tres para seguir con chances; y Max es consciente de ello. No piensa dejar al equipo solo en este momento. “Es un partido muy importante, nos jugamos mucho. Sabemos que el que pierda este duelo quedará al margen de la lucha por el primer ascenso”, asegura “Jefecito” que implora también, por una ayuda externa. “Tenemos que sumar muchos puntos y esperar que los de arriba los pierdan. Eso se puede dar, por eso debemos ganar todo”, finaliza Max, el hombre que no se esconde y, que a todo esto, es un emblema “santo”.
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