Arnaldo Sialle tiene un físico que impresiona. Y enojado, desde su 1,95 metro, inspira el doble de respeto. Así se lo vio al director técnico de San Martín tras la derrota ante Santamarina: aunque intentó disimularlo, la bronca provocada por la pobrísima actuación de su equipo en Tandil se le salía por los poros. A juzgar por las muecas de su cara, sus dirigidos recibirán en estos días un buen “shampoo” -es decir, un verdadero lavado de cabeza-, después del 1-0 en contra que dejó al “santo” lejos de la cima del Nonagonal.
“Hay varias cosas para hablar, después las voy a hablar con los jugadores”, soltó antes de agregar: “La verdad que sí, estamos mal, muy mal. Teníamos la ilusión de ganar el partido y seguir prendidos, pero bueno hay que continuar, tratar de rearmarse y seguir peleando. Esto no terminó”.
“Cacho”, quien vivió casi todo el partido parado y con los brazos cruzados, fue claro ante una pregunta sobre si le había dejado algo positivo la excursión a Tandil. “Positivo, poco. Fuimos hasta el final, tratando de equilibrar, pero no tuvimos la profundidad para inquietar al rival”, admitió.
