Primera Nacional - BROWN DE ADROGUÉ

Hallar el rumbo

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La seguidilla de tres partidos sin ganar no obedece solo a lo numérico, el Trico no responde adentro de la cancha. Los comienzos contra Gimnasia de Jujuy
y Los Andes invitaron a la ilusión pero cuando el rival marcó el primer gol cerró la persiana. Frente a la primera adversidad el elenco de Vicó se nubló y perdió peso arriba. Se transformó en un equipo inofensivo que abusó de los pelotazos. Los oponentes obstruyeron el juego de Brown y hasta pudieron estirar la ventaja, casi sin despeinarse.

Las lesiones y los bajos rendimientos perjudicaron al club de Adrogué. En primer lugar, perdió a dos jugadores vitales en el esquema: Nieto y Bordacahar. El equipo sintió la merma ofensiva, los futbolistas que entraron por ellos no pudieron amoldarse. Faltó el atrevimiento de Chichón y el despliegue todo terreno del Chapu, marcas registradas en el once. Martín Fabro no es el mismo de antes y Minadevino tuvo su oportunidad y pegó una patada que condicionó el encuentro contra el Mil Rayitas.

Por otra parte, la última linea empezó a mostrar falencias que antes no cometía. El contrincante necesita llegar poco al arco para concretar. Los centrales se duermen en los envíos aéreos y las bandas son blancos fáciles para los extremos rivales. Las suspensiones y las molestias físicas provocaron que dos de los cuatro futbolistas de la defensa alternaran en la formación titular. Los únicos que vienen jugando con continuidad son Cortave y Masuero.

También es cierto que si analizamos el campeonato la irregularidad es un punto contante. Cualquiera le puede ganar a cualquiera. Lo llamativo es que la distancia entre el líder Rafaela y el conjunto Tricolor es de seis unidades. En ese sentido, Brown esta en sintonía con los demás.

No obstante, el problema central esta en la gestación de juego. Los delanteros no reciben pelotas limpias y eso que el Flaco probó a Lesman, Garate y Servetto. Y si la responsabilidad no es de ninguno de ellos?. Podríamos hablar de malos rendimientos individuales, sin embargo, acá hay una constante: el desfasaje colectivo de un equipo que supo brillar, es decir que tiene la chance de recuperar la memoria. Es cuestión de que las piezas vuelvan a recuperar la confianza perdida.