En un final para el infarto, Ituzaingó se consagró como el campeón de la Primera D.
Una consagración que demuestra que nunca está muerto quien pelea y que siempre hay que seguir luchando incluso en aquellas jornadas que parece no haber un por qué. Muchos fueron los puntos de ventaja que ha tenido Leandro N. Alem durante el torneo sobre el conjunto verde.
Reforzado en la confianza desde vencerlo en el mano a mano clave con victoria dos a cero y goles de Matias Vallejos y Alejandro Benitez. Desde allí, tres victorias clave ante Centro Español, Claypole, y Lamadrid empezaron a dar indicios que tras muchas palidas era el verde quien por fin tomaba la sarten por el mango y tenía la posibilidad más cierta de consagrarse.
Una victoria necesitaba Ituzaingo esta tarde en cancha de Liniers e independientemente de lo que haga Alem se consagraría. Comparado a todo el maratón que debió correr desde atrás para llegar hasta la última fecha con chances, parecía algo fácil pero el libro de esta campaña de la Primera D se guardó una última página para hoy digna de recordar.
El campeón de la categoría iba de una cancha a la otra, tan atrapante por ejemplo que en un lapso, un gol de Serrano de Alem y uno de Szedi para Liniers parecían sentenciar el ascenso de los Lecheros.
En Campana todo estaba terminado, los de Cordone esperaban el final de la otra cancha en la que Anriquez se hizo cargo de los doce pasos quizás más soñados y más importantes de su vida. El jugador del verde convirtió, Ituzaingó ganó y deliró porque grita con orgullo que es de la Primera C.
